Como mencioné en uno de los primeros artículos que escribí para este blog, Asu Mare, la producción anterior de Tondero Films y lo que se podría considerar como el primer blockbuster peruano, fue una película divertida y ligera, chistosa pero no particularmente memorable. En esa época no usaba el sistema de estrellas, pero es muy probable que le hubiera dado 3. Quizás fui muy suave con el filme. Quizás no. Sé que me divirtió, ¿pero de verdad se trata de una película decente? ¿O es más bien un producto calculado y frío, una producción mitad película-mitad show de stand-up sin mucha originalidad? En fin, no creo que valga la pena discutir mucho sobre una de mis primeras reseñas; todo lo que quería decir es que, a fin de cuentas, Asu Mare me dejó con un buen sabor de boca… lo cual no sucedió necesariamente con su sucesor espiritual, A los 40.
Siendo justos, teniendo en cuenta que se trata de la ópera prima de Bruno Ascenzo, quien no es conocido ni por ser director ni por ser guionista, a pesar de cumplir ambos cargos para este filme, A los 40 no está del todo mal… técnicamente. La edición es rara (el ritmo es rápido y no aburre pero algunas transiciones entre escenas no funcionan), pero visualmente es limpiecita, con un buen uso de planos de reacción y algunos movimientos de cámara interesantes, y el guión, aunque carece de trama y tiene una estructura bastante… peculiar, tiene bastante encanto y es en general gracioso (aunque sería interesante averiguar si muchos de los chistes fueron improvisados o creados por los actores, muchos de los cuales son reconocidos comediantes acá en el Perú.) No suena como un halago particularmente… halagador (valga la redundancia) pero hey; no esperaba mucho de la película a la hora de entrar a la sala de cine. Al menos Tondero sabe darle un acabado técnico muy profesional a sus producciones.
La película es protagonizada por todos los actores peruanos famosos que se puedan imaginar…. y algunos incluso aparecen en papeles pequeños, casi cameos. Supongo que los más relevantes son Lourdes (Wendy Ramos), la peculiar organizadora del almuerzo, Luis Miguel (Carlos Alcántara), quien está casado con el personaje de Katia Condos (que se llamaba… eeehh…); Eddy Montalvo (Carlos Carlín), el típico pavo o nerd; Sofía (Gianella Neyra), quien después de años sigue enamorada del personaje de Sofía Rocha; y Julia (Johanna San Miguel), quien sale con un chico muchos años menor que él, Alejandro, y quien resulta ser compañero de clases de su hija de acento Argentino, Melissa (Lali Espósito), quien a la vez está saliendo con otro chico (Andrés Wiese).
Pero bueno, el punto es que todos estos personajes se encuentran en un almuerzo de reencuentro de un colegio de chicas; cada mujer va con su pareja, y algunas solas (y Melissa termina yendo ahí también por razones que prefiero no explicar aquí para no arruinar la sorpresa.) Nuevamente, no hay demasiada trama: el «chiste» de la película es reunir a todos estos personajes–digo, actores en un escenario poco complicado para ver las payasadas que hacen y, en muy pocos casos, ver como interactúan de manera algo más seria entre sí.
Lo que más me llamó la atención del filme, mucho más que los chistes o la falta de historia, es su título: para ser una película llamada A los 40, se le da poca atención a los problemas o dilemas que personas de dicha edad y de ambos sexos puedan tener. Me imaginaba algo no necesariamente igual pero sí parecido a Bienvenido a los 40, donde la crisis de los 40 y todos los problemas que vienen con ella son el foco central de la película. Y no se trata únicamente del título; para aquellos que no lo hayan visto, hay un teaser que se proyectó en cines mucho antes que se estrenara la película en donde cada personaje salía hablando sobre su edad y cómo se sentían al respecto y qué problemas tenían. ¡Hasta el teaser daba a entender que ese sería el foco principal del filme cuando ese no es el caso! Es cierto, hay personajes que dan a entender más este tema (como el de Johanna San Miguel, quien está saliendo con un chico de mi edad), pero los demás… como que tienen problemas más genéricos que tienen que ver poco con su edad. Curioso, realmente curioso…
Pero bueno, siendo justos, el público no va a ir a ver esta película por sus temas existenciales o caracterizaciones profundas, si no más bien para reírse y pasar un buen rato. Y si se tiene en cuenta esto… bueno, la película funciona a medias. De hecho hubo varios chistes y situaciones que me dieron risa, especialmente las relacionadas al personaje de Alcántara, quien se pasa la mayoría de la película drogado (recurso típico de comedias Norteamericanas, pero hey, supongo que funciona), y en general la película se me pasó rápido y me entretuvo. Lamentablemente, hay varios gags que simplemente no funcionaron y con los que casi nadie en la sala de cine se rió: una situación con un personaje enseñando el trasero y hablando sobre su «hot-dog»; un gag sobre la profesión del personaje de Carlín, o varias situaciones que se supone deberían dar risa pero más bien resultaban incómodas, como el personaje de Espósito lanzando un celular por la ventana de un carro en movimiento. Muchos de estos chistes de repente funcionaban en el guión, pero por alguna razón u otra (edición, falta de ritmo cómico de algunos actores, la manera en que los decían) en el filme no dan risa.
Y si han estado prestando atención a mi reseña, también se habrán dado cuenta de otra cosa: me cuesta bastante recordar el nombre de la mayoría de personajes. Esto se debe a que casi ningún actor logra trascender su imagen pública y meterse en el personaje. Alcántara es Cachín (drogado), Johanna San Miguel es Johanna San Miguel y Carlín es Carlín gordo. Creo que las únicas que verdaderamente actúan son Giannella Neyra y Sofía Rocha, quienes tienen una trama secundaria sobre su romance lésbico de niñas; las pocas escenas que comparten son las únicas que se sienten realmente honestas y que funcionan a nivel emocional, especialmente cuando Neyra llora. De todo lo que sucede en esta película francamente caricaturezca, fue lo único que para mi se sintió verosímil a pesar de que, al igual que el resto de tramas secundarias, tiene una resolución facilista y abrupta. Y hey, de hecho me gustó que se presente una relación de lesbianas de manera seria y no para hacer chistes.
Lamentablemente, siento que en general aparecen muchos actores conocidos en la película no necesariamente porque eran los mejores para sus respectivos papeles, si no más bien porque los productores necesitaban nombres conocidos para vender el producto. Neyra y Rocha e incluso Condos y Alcántara dan actuaciones bastante buenas, ¿pero era realmente necesario tener a Andrés Wiese o a Johanna San Miguel, quien se la pasa gritando toda la película hasta que tiene un repentino cambio de actitud cortesía de un breve discurso que le da su hija? Y hablando de la hija, ¿cuál era el punto de que fuera argentina? Nada en contra de Espósito, pero su voz me resultó bastante desesperante por alguna razón, y las motivaciones de su personaje eran algo… misteriosas. (¿Por qué confrontó a su madre ese mismo día sobre su relación y arruinó su almuerzo? ¡Porque el guión lo dice!) Y en lo que se refiere a personajes pequeños… bueno, tenemos a Gonzalo Torres como un médico, Salvador del Solar como un ejecutivo, e incluso a Federico Salazar (¡!) como… eeehhh… ¿un esposo narizón?
En fin, A los 40 no es necesariamente la peor comedia que haya visto; ni siquiera es la peor película peruana que haya visto (de repente ese «premio» se lo lleva La Teta Asustada… ugh…) pero si se trata de un producto bastante mediocre, una comedia que da risa sólo por partes, que tiene una tendencia a usar recursos gratuitos (como malas palabras, gritos y actores famosos) para «divertir» y que no cumplió con las expectativas que su título (y el teaser) me dieron. Sin embargo, no puedo decir que me haya aburrido: me entretuvo con su ritmo rápido y tono caricaturezco y al menos no me parecióofensivamente mala. Si quieren matar hora y media sin pensar demasiado, supongo que hay peores alternativas… simplemente no esperen algo particularmente bueno.
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