Asesino por naturaleza

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El sonido de los pájaros en el bosque. La tranquilidad del lago. Cielos despejados y animalitos por doquier. Pero de pronto, un tipo enorme, cargando armas punzocortantes, caminando con toda la tranquilidad del mundo, listo para matar. Eso es lo que nos ofrece “Asesino por naturaleza”, un filme de terror atípico, que nos presenta la historia de un asesino serial (y sobrenatural) en su mayoría desde SU punto de vista, en vez de concentrarse en sus víctimas. De esa manera, no nos invita a empatizar con él, necesariamente, si no más bien a inspeccionarlo, a estudiar sus movimientos y sus acciones, considerándolo como una fuerza de la naturaleza (o no-naturaleza) prácticamente imparable.

“Asesino por naturaleza” comienza con un par de amigos, Colt (Cameron Love) y Troy (Liam Leone) en medio de un bosque y al costado de una torre abandonada, descubriendo un collar colgado de una viga de metal. Lo agarran y se van, sin darse cuenta de que debajo de dicha viga, sale de la tierra lo que en vida fue un hombre llamado Johnny (Ry Barrett). El único objeto que lo tenía atrapado en la tierra, con su alma en paz, ha desaparecido, por lo que ahora el no-muerto se dedicará a asesinar a todo aquel que se le cruce en el camino. Y no SOLO a asesinarlos, si no a asesinarlos de la manera más cruenta, sangrienta y asquerosa posible.

Sus posibles víctimas, por supuesto, incluyen a los chicos que lo liberaron por accidente, parte de un grupo de jóvenes que están de vacaciones en una cabaña en medio del bosque. Aparte de los ya mencionados, también tenemos ciertos arquetipos: el Nerd Ehren (Sam Roulston), dos lesbianas llamadas Aurora (Charlotte Creaghan) y Brodie (Lea Rose Sebastianis), y una chica valiente llamada Kris (Andrea Pavlovic). Si los describo así, es porque la película no se esfuerza mucho en desarrollarlos; al ser narrada desde la perspectiva de Johnny, solo sabemos de ellos lo que él percibe o escucha, lo cual, lógicamente, no es mucho. El punto es que Johnny está sediento de sangre, y que estos chicos y chicas, lamentablemente, están demasiado cerca a su zona de operación.

La trama, pues, no es lo más llamativo de “Asesino por naturaleza”. De hecho, hasta me animaría a decir que es su punto más débil —una serie de clichés que muchas veces hemos visto en otros “slashers”. No solo tenemos a los jóvenes arquetípicos —un chico inocente, otro medio agresivo, y hasta dos chicas que quedan en tener sexo—, si no también una historia de trasfondo trágica para nuestro asesino, y un “look” previsiblemente terrorífico para este mismo, con máscara antigua de bombero y armas clásicas como ganchos de metal, y todo. No es ahí donde “Asesino por naturaleza” gana puntos por originalidad; la película sabe cuáles son los estereotipos del género, y decide presentarlos de forma directa, sin innovar demasiado.

No, el chiste de “Asesino por naturaleza” no está necesariamente en el fondo, si no más bien en la forma. Como se ha dicho ya, se concentra más que nada en el personaje de Johnny, a quien seguimos con planos largos en movimiento, casi siempre por detrás, enfocándonos en su movimiento corporal. El director-guionista Chris Nash aprovecha al máximo sus locaciones en Ontario, Canadá, desarrollando una atmósfera palpable, en donde la hermosa naturaleza contrasta perfectamente con los actos horrendos que comete Johnny. Me gustó, de hecho, que muchas de las escenas más cruentas sucedan a plena luz del día, sin que el asesino pueda utilizar la oscuridad de la noche para esconderse.

“Asesino por naturaleza” es un filme, pues, que se toma su tiempo, y que podría impacientar a espectadores que estén esperando algo más tradicional, o por lo menos algo más directo al grano. Pero cuando Nash decide incluir violencia, lo hace de manera verdaderamente brutal. Por ende, las secuencias de caminata se sienten como momentos de preparación, en los que el espectador se termina sintiendo tenso porque SABE que algo pasará. Y cuando ese ALGO pasa… pues digamos que “Asesino por naturaleza” es de las películas más sangrientas que haya visto en un buen tiempo. Solo diré que, por ejemplo, una muerte en particular me obligó a taparme la cara —involucra un gancho, varios huesos rotos, un agujero en un torso, y una posición en la que ningún ser humano debería (o siquiera podría) estar.

Es interesante, pues, lo que Nash hace con “Asesino por naturaleza” —contrastar la calma de sus locaciones naturales y de los planos largos y pacientes, con estos momentos de “gore” brutal, muchos de los cuales se asemejan a “fatalities” de “Mortal Kombat”. Parece estar presentando la violencia de forma relativamente objetiva —o de la forma más objetiva que se puede en un medio audiovisual—, como diciéndonos que, tal y como lo sugiere el título, todo esto es parte de la naturaleza de Johnny, que es todo lo que conoce y todo lo que sabe hacer. “Asesino por naturaleza” termina siendo una carnicería impactante, pero sorprendentemente, el filme en general se siente mucho menos explotador de lo que me hubiese imaginado.

“Asesino por naturaleza” termina siendo, pues, de las experiencias más originales que vayan a tener este año en una sala de cine. No se trata de un “slasher” tradicional, si no más bien de una producción que le da vuelta a la FORMA en que dicho género ha sido tratado por años, intercambiando los cortes rápidos y personajes parlanchines, por un asesino mudo, víctimas de las que nos enteramos muy poco, y un estilo de dirección y montaje súper calmado, que favorece los sonidos de la naturaleza (de hecho, el filme carece de una banda sonora tradicional) y los planos largos. No todo el mundo conectará con lo que “Asesino por naturaleza” trata de hacer, pero quienes sí lo hagan, se encontrarán con una experiencia distinta, ocasionalmente asquerosa y en general impactante. Estaré atento a lo que Chris Nash (cuyo primer largometraje es este, dicho sea de paso) haga en el futuro.

Avance oficial:

80%
Puntuación
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