La primera película de Percy Jackson fue una gran decepción, especialmente si habías leído la novela en la que estaba basada. E incluso si no estabas familiarizado con su fuente de inspiración… bueno, no era una película particularmente buena. Curioso, teniendo en cuenta que fue producida por la misma gente que nos trajo las primeras dos películas de Harry Potter (el director Chris Columbus y el productor Mark Radcliffe), las cuales, sí, son las «menos buenas» de la saga, pero a la vez son muy fieles a los libros, y tuvieron un reparto perfectamente seleccionado. La primera película de Percy Jackson fue todo lo contrario–diferente a la novela, y con un reparto… irregular.
Felizmente puedo decir que, al cambiar que al cambiar de director y de guionista, la secuela es algo mejor que su predecesora. Percy Jackson: El mar de los monstruos (¿qué les costó incluir un «y» en el título?) es más entretenida, más ligera, y más emocionante que su predecesora. Ah, y a diferencia del primer filme, logra mantener algo del tono gracioso tan característico de las novelas escritas por Rick Riordan. Sí, tiene millones de cambios en relación a su fuente de inspiración, al igual que la primera película, pero algo me dice que eso es más culpa del filme anterior que de Mark Guggenheim, el guionista de esta entrega. Supongo que si de la nada se ponía fiel al libro, iban a haber demasiadas incoherencias en relación a la película de Columbus.
Al comenzar la película, y luego de un breve prólogo, Percy Jackson (Logan Lerman), hijo de Poseidón, ya está en el Campamento Mestizo (Camp Half-Blood) con sus amigos, Annabeth (Alexandra Daddario), hija de Athena, y Grover (Brandon T. Jackson), el sátiro. Las cosas están bastante tranquilas… por el momento. Ya que la protección del campamento, brindada por un árbol mágico que produce un campo de fuerza, está debilitándose, y lo único que puede arreglar este problema es el mítico vellocino de oro. Inicialmente es Clarisee (Leven Rambin) la que va en una aventura para encontrar el vellocino, pero después de escuchar una profecía (obviamente), Percy también decide salir del campamento e ir por el legendario objeto. Como debe ser, sus amigos lo acompañan, aunque no antes de que Percy se entere de que tiene un medio-hermano: Tyson (Douglas Smith), un cíclope.
Sí, sí, la trama no es particularmente original. Siendo justos, suena como una mezcla entre Harry Potter y Matrix con un poco de mitología arrojada por ahí. Obviamente hay una profecía y un elegido, como en muchas de las ficciones que hemos estado consumiendo últimamente, y obviamente se revelará la resurrección de un villano mucho más poderoso que cualquier otro eventualmente. Y este fue precisamente el problema de la primera película: que todo se sentía demasiado familiar, demasiado poco original. El chiste de las novelas de Riordan es que son, hasta cierto punto, bastante auto-conscientes: saben que son aventuras poco originales, por lo que el autor les inyecta bastante humor y un tono hasta un poco burlón. La primera película careció de esto (se tomó demasiado en serio a sí misma), por lo que lo aburrido de la trama se hacía más evidente. No diría que esta secuela tiene el mismo tono que los libros, pero al menos está mejor que su predecesora en esa área.
Y no es sólo el tono lo que mejoró en esta secuela. En sí la película tiene un ritmo mucho mejor que la primera–avanza con furia y rapidez, yendo de escena a escena, de secuencia de acción a secuencia de acción, de monstruo digital a monstruo digital. La trama avanza rápidamente a pesar de que se torna un poco enredada de rato en rato, y las escenas de acción emocionan a pesar de contener una buena cantidad de efectos digitales. Y hablando del CGI–está mucho mejor esta vez. No diría que son efectos especiales clase A, pero al menos son suficientemente creíbles como para no tornar a la película en un video-juego sin interacción.
Las actuaciones son adecuadas para este tipo de material, asumo. Logan Lerman no es el héroe más interesante de la historia del cine, pero no está mal, tampoco. Es una actuación algo plana pero decente, y al menos el guionista trata de darle algo de desarrollo al personaje. A lo largo de la película tiene que aprender a querer a su medio hermano, y a aceptarse a sí mismo como hijo de Poseidón. No son desarrollos particularmente impresionantes, pero al menos logran evitar que Percy se convierta en un héroe aburrido. Alexandra Daddario, quien no me deja de fascinar con sus grandes ojos color agua, da una actuación decente, especialmente en las escenas más emocionales, y como Grover, Brandon T. Jackson es bastante gracioso. Especialmente memorable es una escena que comparte con cierto cíclope gigante. No revelaré exactamente qué es lo que sucede; sólo diré que es exactamente igual a lo que pasa en el libro, y sirve como demostración del tono ligero y gracioso que mantienen las novelas de Riordan.
Sin embargo, son los adultos, creo yo, los que resaltan más en la película, y por ende logran crear personajes más memorables. Tenemos, por ejemplo, a Stanley Tucci (!), quien interpreta al Sr. D. (Dionysius), jefe del campamento y dios del vino (quien por alguna razón estuvo ausente en la película anterior.) Es un personaje caricaturezco que no tiene mucho que hacer, pero Tucci parece estar divirtiéndose interpretándolo. Y bueno, también esta Hermes (Nathan Fillion), quien sólo aparece en una escena (aunque probablemente sea la mejor escena de la película.) Es Fillion también quien tiene mi línea de diálogo favorita de la película: «Era la mejor serie de TV que había. Así que obviamente la cancelaron».
Desde que se terminaron las películas de Harry Potter y (felizmente) también las de Crepúsculo, Hollywood ha estado tratando de sacar una nueva serie de filmes basados en novelas fantásticas para adolescentes que tuviera el mismo éxito que dichas sagas. Estoy seguro de que si hubieran hecho un buen trabajo desde el principio, Percy Jackson hubiera sido un gran éxito. Harry Potter y Crepúsculotuvieron éxito porque le tenían respeto al material en el que estaban basados (ahora, si dicho material era bueno o estúpido, es otra cosa…), mientras que la primera película de Jackson… bueno, pudo ser peor, supongo. Esta secuela no es nada del otro mundo, pero al menos se nota que Guggenheim y el director Thor Freudenthal (gran nombre, gran nombre) trataron de corregir bastantes de los errores presentes en la primera entrega.
En fin, no es una gran película de fantasía, pero Percy Jackson: El mar de los monstruos logró divertirme con su ritmo rápido, escenas de acción entretenidas, efectos especiales decentes, la belleza de Alexandra Daddario (bueno, supongo que Logan Lerman también tiene su legión de chicas fanáticas…) y un tono más parecido al de la novela en la que está basada. Realmente dudo que lleguen a filmar una tercera entrega, pero si por alguna razón llega a suceder, ojalá sea incluso mejor que esta película. Las aventuras de Jackson tienen mucho potencial cinematográfico, por lo que sería realmente interesante ver un filme producido por verdaderos fans de las novelas.
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