Exhuma: la tumba del diablo

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Mezclando elementos de horror folclórico con posesiones, un poquito de gore, e imágenes suficientemente novedosas, “Exhuma: la tumba del diablo” se desarrolla más como un thriller sobrenatural que como una experiencia de terror puro, lo que podría llegar a decepcionar a buena parte del público (especialmente si consideran el subtítulo absurdo que se le ha dado acá). Pero si deciden darle una oportunidad a esta nueva producción coreana, se encontrarán con un filme interesado tanto en desarrollar a sus personajes como al contexto tan específico en el que se lleva a cabo, presentándonos una narrativa llena de metáforas relacionadas a la independencia coreana, y la todavía extraña relación que mantiene el país con Japón. El resultado es fascinante, inconsistente, atmosférico y demasiado largo.

Al comenzar el filme, se nos presenta inmediatamente a la chamana Hwa-rim (Kim Go-eun) y su  asistente, Bong-gil (Lee Do-hyun), quienes han sido llevados a Los Ángeles por el millonario Park Ji-yong (Kim Jae-cheol) para ayudar a su bebita, quien aparentemente está siendo acechada por un espíritu maligno. Es así que el dúo realiza su investigación y llegan a la conclusión de que el problema está de vuelta en Corea, donde deciden contratar a un conocido geomante llamando Sang-deok (Choi Min-sik), y su compañero, el dueño de funeraria Young-geun (Yoo Hae-jin). Juntos, terminan descubriendo una misteriosa tumba en la cima de una montaña que, al abrirse, trae consigo una maldad inimaginable que les traerá más problemas de los que se hubieran podido imaginar.

“Exhuma: la tumba del diablo” se desarrolla como un misterio dentro de un misterio dentro de otro, presentando una situación inicial que después demuestra ser algo mucho más siniestro e interesante. Es ahí donde radica una de sus mayores fortalezas a nivel estructural: el filme resulta ser imprevisible gracias a que no nos muestra sus verdaderas intenciones desde un inicio, dando a entender que se centrará en un simple caso de posesión o maldición, cuando en realidad se enfocará en algo mucho más… alocado. Claramente no quiero incluir “spoilers”, así que solo mencionaré que el filme termina desarrollando una situación relacionada a los fantasmas del pasado vinculados a los conflictos entre Corea y Japón, haciendo uso de un enemigo formidable e inicialmente bastante aterrador.

Hay mucho qué absorber en “Exhuma: la tumba del diablo”, pues, y en un comienzo, puede sentirse bastante denso. De hecho, el inicio de la película presenta muchísima información en muy poco tiempo, lo cual puede llegar a marear a un público que sepa poco o nada sobre las tradiciones, rituales y creencias tan importantes para el desarrollo de la historia. Y aunque al menos el contexto en el que se lleva a cabo la cinta se esclarece rápidamente, igual sigue introduciendo nuevos conceptos e ideas y tradiciones mientras avanza, lo cual seguramente es fácil de entender para un público coreano, pero resulta un poco mucho para un público latino, como el nuestro. No es nada que llegue a arruinar la experiencia en general, pero sí entendería que algún espectador o espectadora se sienta perdido en ciertos momentos del filme.

Adicionalmente, “Exhuma: la tumba del diablo” está siendo vendida, al menos en nuestro país, como una experiencia de horror puro, pero como se ha mencionado ya, yo no clasificaría a la película de esa manera. Se trata de una experiencia atmosférica, sí, que desarrolla una buena sensación de suspenso —especialmente cuando todavía no queda claro a qué tipo de ente sobrenatural se están enfrentando nuestros protagonistas—, pero sus momentos verdaderamente impactantes son pocos y aparecen con menos frecuencia. No obstante, de ellos, resaltaría la aparición de una serpiente de cabeza muy peculiar, una muerte particularmente antinatura, y por supuesto, las primeras apariciones del ente con el que Hwa-rim y el resto se enfrentan durante el último tercio de la historia. Hay un plano en particular, en el que dicho enemigo abre los ojos súbitamente, que me dejó con los pelos de punta.

El resto de la película, sin embargo, se siente más como un thriller sobrenatural, más interesado en la lógica detrás de las decisiones de los personajes, las tradiciones y elementos de mito y leyenda que terminan siendo muy importantes para la narrativa, y hasta las relaciones entre los protagonistas. Puede que “Exhuma: la tumba del diablo” no sea la película más aterradora que vayan a ver este año, pero al menos se puede decir que narra una historia compleja de manera suficientemente interesante, presentándonos personajes inicialmente arquetípicos que terminan sintiéndose muy humanos, muchos de los cuales pasan por sus propios arcos de desarrollo. La sensación de horror no es frecuente, pero “Exhuma: la tumba del diablo” guarda su corazón en el lugar correcto.

Ciertamente ayuda que las actuaciones sean todas muy buenas. Choi Min-sik interpreta a Sang-deok como un tipo de mucha experiencia, que desde un inicio sabe que están cometiendo un grave error al abrir la misteriosa tumba, y que poco a poco tiene que ir tomando decisiones difíciles para poder salir del problema en el que se han metido. Por otro lado, el Young-geun de Yoo Hae-jin es una buena contraparte cómica para el protagonista más serio, y el Bong-gil de Young-geun cobra una inesperada importancia narrativa hacia el final de la historia. Pero quien verdaderamente destaca es la Hwa-rim de Kim Go-eun, quien interpreta a su personaje como una chica que se tiene que enfrentar a fuerzas superiores a ella misma, y que gradualmente encuentra la potencia para poder hacerlo. Se trata de una interpretación verosímil, enérgica, y por momentos hipnotizante.

“Exhuma: la tumba del diablo” se termina sintiendo, pues, como una experiencia que vale la pena recomendar más por lo distinta que es, que por cualquier sensación de horror puro que les pueda causar. Si lo que buscan es un filme estereotípico de terror, no lo encontraría acá —la película está más interesada en narrar bien su historia, haciendo un buen uso de metáforas e imágenes novedosas para desarrollar una sólida atmósfera de suspenso, y por qué no (y en nuestro caso), ayudaros a aprender un poco sobre cultura tradicional coreana y rituales chamánicos. Sí, se puede argumentar que su estructura (que consta de varios capítulos) hace que la experiencia se sienta un poco muy larga, y sí, hubiese estado bueno que genere más momentos de terror. Pero a la vez, no me arrepiento de haber visto en “Exhuma: la tumba del diablo”, y estoy seguro que si le dan una oportunidad (y la ven con la mente abierta), opinarán lo mismo.

Avance oficial:

70%
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