“Tornado” es una de esas películas que eran ineludibles en los años noventa. No recuerdo haberla visto en el cine —era muy pequeño para este tipo de experiencias intensas—, pero SÍ recuerdo que era prácticamente imposible no verla ya sea en cable, o en los estantes de Blockbuster Video (o cualquier otra tienda de video, valgan verdades). Es más, “Tornado” fue el primer DVD jamás producido en los Estados Unidos, lo cual dice mucho sobre su popularidad. Hasta recuerdo haber visto clips del detrás de cámaras de la película en la televisión —y claro, está la atracción de Universal Studios que duró diecisiete años en dicho parque de diversiones (para luego ser reemplazado por un “ride” basado en el programa de televisión de Jimmy Fallon… ugh).
El punto es que “Tornado” fue culturalmente relevante por un buen tiempo, tanto así que ahora estamos a punto de ver una secuela, imaginativamente llamada “Tornados”, en el cine. Pero antes de disfrutar de la segunda parte, vale la pena regresar al filme original; a aquel “blockbuster” que capturó la imaginación de muchos, y que, junto con películas como la primera “Jurassic Park”, demostró el potencial de los efectos visuales digitales para el entretenimiento cinematográfico. Porque viéndola casi treinta años después, eso es lo que termina siendo “Tornado”: entretenimiento. No es nada más, pero tampoco es nada menos; es una montaña rusa que se mueve rápido, no nos exige mucho a nivel cerebral, pero resulta increíblemente tensa y memorable.
Nuestros protagonistas son Bill Harding (el legendario Bill Paxton; Q.E.P.D.) y Jo Harding (Helen Hunt). Él es un EX “Cazador de tornados”, mientras que ella se dedica todavía a eso, persiguiendo dichos fenómenos meteorológicos en los lugares más peligrosos de los Estados Unidos. Al comenzar la película, Bill se encuentra con Jo en el trabajo para pedirle que termine de firmar los documentos de su divorcio; después de todo, está a punto de casarse con Melissa Reeves (Jami Gertz), una psicóloga que poco o nada sabe sobre tornados. Pero dicho pedido termina siendo increíblemente difícil de obtener, ya que nuestros protagonistas se ven distraídos por el potencial de Dorothy, una máquina diseñada por Bill que Jo por fin ha terminado de construir.
Resulta, pues, que Dorothy es la primera máquina capaz de ser absorbida por tornados, para soltar una serie de sensores en medio de ellos, lo que permitirá al equipo de Jo entender mejor la estructura de dicho fenómeno meteorológico. Y resulta, por supuesto, que Bill ha llegado justo cuando una serie de tornados está a punto de desatarse en la zona en la que se encuentran, lo cual hará que probar a Dorothy sea muy fácil. Pero aparte de las ya mencionadas tormentas, Bill y Jo cuentan con la oposición de Jonas Miller (Cary Elwes), otro cazador de tornados, y un jugador muy sucio. Y por supuesto, también está la presencia de Melissa, quien poco a poco comienza a darse cuenta de que su novio quizás no ha logrado superar del todo su relación anterior.
“Tornado” se mueve rapidísimo, incluso en comparación al “blockbuster” contemporáneo promedio. El director Jan De Bont no pierde el tiempo, estableciendo la personalidad de sus protagonistas, sus objetivos y el conflicto principal en pocos minutos, concentrándose más bien en las secuencias de acción, muchas de las cuales involucran a nuestros personajes metiéndose en camionetas para perseguir tornados (o esquivarlos… o meterse en ellos…). De hecho, se podría argumentar que “Tornado” es un poco MUY eficiente; se nota a leguas, por ejemplo, que personajes como el Jonas de Cary Elwes originalmente tenían más que hacer, pero que sus roles fueron reducidos en la post. El conflicto con la “competencia” (el equipo de Jonas), de hecho, es de lo más pobre que tiene “Tornado”; la resolución de dicho conflicto es de lo más anticlimático (y curiosamente cruel) que el filme tiene para ofrecer.
Adicionalmente, De Bont no parece estar particularmente interesado en la humanidad o al menos en las reacciones emocionales de sus personajes. Digamos que el pseudo-triángulo amoroso entre Bill, Jo y Melissa también llega a una suerte de resolución, pero dicho momento no es tratado con mucho dramatismo que digamos, si no más bien como un suceso secundario que se ve opacado, como se deben imaginar, por la llegada de un nuevo tornado. Se puede argumentar, me imagino, que ese es EL punto de la historia y estos personajes; que Jo y Bill merecen estar juntos porque a ambos les importa lo mismo por sobre cualquier otra cosa. Pero a la vez, no puedo evitar sentir que un mayor enfoque en el componente emocional de la narrativa hubiera ayudado a darle mayor potencia a la experiencia.
Pero bueno, en todo caso, nada de eso termina por arruinar la experiencia de ver “Tornado”. Porque la película sigue siendo un deleite visual, incluso veintiocho (¡¡!!) años después de su estreno. Aparte de un plano en el espacio con un satélite que parece haber sido sacado de un “cutscene” de un juego de PlayStation 1, “Tornado” no incluye ningún momento o ninguna imagen que sea poco convincente. Cada tornado luce espectacular; peligroso y completamente realista (lo cual es particularmente impresionante, considerando que estamos hablando de una época en la que las computadoras no podían SIMULAR este tipo de fenómenos). Y cada secuencia de acción mezcla la acción en vivo con las imágenes digitales sin mayores problemas, usando efectos especiales prácticos siempre que se puede, y recurriendo al CGI solo cuando no hay otra opción.
Es la ruta tomada tres años antes por “Jurassic Park”, pues: mezclar efectos especiales reales con efectos visuales digitales y acción en vivo, para desarrollar una experiencia verosímil e intensa, que nos permite meternos en los zapatos de estos locos personajes. Resaltan, por supuesto, el prólogo de la película —en el que vemos a una pequeña Jo, interpretada por Alexa Peña-Vega, de “Los miniespías”, viendo a su padre morir—; la primera persecución a un tornado, y por supuesto, imágenes como la icónica vaca volando en medio de una tormenta (me pregunto si la secuela incluirá más vacas voladoras… ¡sería un error si no lo hiciera!). “Tornado” es un verdadero espectáculo, y aunque ciertamente la tecnología digital ha avanzado muchísimo en los últimos años, el filme sigue funcionando tan bien como lo hacía en 1996.
Ayuda, de hecho, que la cinta cuente con un excelente reparto. La mayoría de personajes son arquetípicos básicos, pero son los actores quienes ayudan a que se sientan reales, cercanos. Bill Paxton interpreta a Harding como un adicto a la adrenalina; como alguien que quería alejarse de sus viejos tiempos de locura, pero que se da cuenta que no puede vivir sin eso. Como Jo, Helen Hunt es suficientemente intensa, y cuenta con el arco de personaje más interesante de la película (relacionado al trauma que desarrolló por la muerte de su padre). Y el reparto secundario está lleno de figuras icónicas, desde un divertidísimo Phillip Seymour-Hoffman (Q.E.P.D. también) como el excéntrico Dustin, hasta Cary Elwes como Jonas (muy desperdiciado), Alan Ruck como Rabbit o Jami Gertz como Melissa (un personaje que en su momento fue denigrado, pero que ahora sabemos no hizo absolutamente nada malo).
No es solo una cuestión de nostalgia: “Tornado” sigue siendo un entretenidísimo “blockbuster”, una montaña rusa llena de acción, buenos efectos visuales, y actuaciones memorables por parte de un reparto de un nivel que muy pocas veces se podría encontrar en una producción de este tipo. No, no logra estar al nivel de algo como la ya mencionada “Jurassic Park” —le falta ese fuerte componente emocional, esa inteligencia temática que alguien como Spielberg le puede extraer a casi cualquier proyecto—, pero tampoco tenía que estarlo. Lo que hace “Tornado”, lo hace muy bien, y demuestra que casi treinta años después, sigue siendo de las mejores experiencias que uno puede tener si es que le provoca ver algo rápido, intenso, y relacionado a los desastres naturales. Veremos qué termina haciendo la secuela; después de todo, tiene el potencial de igualar (o hasta superar) a su predecesora.
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