De noche con el diablo

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Lo mejor de “De noche con el diablo” está en su propuesta narrativa y de forma: la película entera es presentada como metraje encontrado de un programa nocturno de variedades de los años setenta, conducido por el carismático Jack Delroy (David Dastmalchian, por fin en un rol protagónico). Pero curiosamente, es ahí también donde radica su mayor flaqueza: en las limitaciones impuestas por el mismísimo formato. Durante sus noventa minutos de duración, “De noche con el diablo” logra mantener al espectador al borde de su asiento, desarrollando una buena cantidad de tensión, pero muy pocas veces logra llegar a una buena explosión de terror, concluyendo de forma apropiadamente espectacular, pero a la vez, algo anticlimática. El resultado final, pues, es innegablemente entretenido, pero bastante irregular.

“De noche con el diablo” comienza con un prólogo que intenta emular un programa informativo televisivo, narrado por el siempre excelente Michael Ironside. Es ahí donde nos enteramos del contexto en el que se desarrolla el filme; un mundo en el que el conductor de televisión setentero Jack Delroy es de las figuras más famosas de los Estados Unidos. Lamentablemente, su carrera se va al hoyo luego de la muerte por cáncer de su amada esposa, Madeleine (Georgina Haig). Es por eso que Jack decide escapar un poco de la atención de los medios, probablemente recibiendo la ayuda de un club exclusivo (y misterioso) que tiene conexiones con ritos satánicos y, supuestamente, sacrificios humanos.

Meses después, sin embargo, Jack regresa, y regresa dispuesto a hacer que su programa, “Noctámbulos”, tenga más rating que el de Johnny Carson. Es por ello que comienza a recurrir a todo tipo de eventos, invitados y temas controversiales para desarrollar nuevos episodios. Pero es el episodio que ocupa la película el que, se supone, termina siendo más controversial. Aprovechando que se lleva a cabo cerca a Halloween, Jack presenta un show especial, invitando a todo tipo de gente ligada a lo sobrenatural, desde un supuesto psíquico llamado Christou (Fayssal Bazzi), hasta un escéptico ex mago que ahora se dedica a desmitificar historias supuestamente paranormales llamado Carmichael Haig (Ian Bliss, el recordado Agente Smith del Mundo Real de “Matrix Revoluciones”). Pero son las últimas invitadas las que terminan dando el espectáculo más tenebroso y perturbador: la doctora June (Laura Gordon), y su hija putativa, Lilly (Ingrid Torelli), quien se supone tiene la habilidad de ser poseída por el mismísimo diablo.

Por un lado, “De noche con el diablo” trata de ceñirse al formato que establece desde un primer momento, haciendo uso de grabaciones supuestamente reales del programa ya mencionado, usando el formato multicámara que estos shows usan en la vida real, y hasta incluyendo cortes comerciales con pantallas introductorias y de cierre (dichas pantallas, dicho sea de paso, hacen uso de gráficas que hace un tiempo se reveló fueron creadas con IA; aparecen por poco segundos, pero igual se trata de un detalle decepcionante). Pero por otro lado, en los comerciales la película cambia a un formato tipo “verité”, con imágenes de un supuesto detrás de cámaras que nunca se sienten verosímiles. Y no quiero incluir “spoilers”, pero para el final, el formato televisivo es abandonado casi totalmente, lo cual pone más en cuestión las limitaciones que el filme se pone a sí mismo al inicio.

Lo cual hace que me pregunte, por supuesto: ¿para qué introducir un formato tan específico, si no va a ser respetado del todo? Es seguramente algo que no todos los espectadores se preguntarán, pero sí es algo que me fastidió ligeramente mientras veía la película. Además, TAMBIÉN es algo que evita que “De noche con el diablo” pueda desarrollar demasiadas secuencias de terror durante su primera mitad, más bien utilizando ese tiempo para restablecer bien el contexto de la historia, las personalidades e intereses de los personajes secundarios, y por supuesto, la naturaleza de “Noctámbulos”. Los primeros cuarenta y cinco minutos del filme son tensos porque uno está ESPERANDO que algo malo suceda, pero no necesariamente porque se cumpla dicha promesa.

Ahora, no quiero sonar demasiado negativo, porque “De noche con el diablo” no es una mala película; todo lo contrario. Por más de que el formato televisivo del filme no sea del todo consistente, no se puede negar que le otorga un estilo muy particular, haciendo que se sienta como una propuesta original, extremadamente distinta a lo que vemos regularmente en la cartelera. Y felizmente, una vez que las cosas se ponen feas, se ponen VERDADERAMENTE feas, incluyendo un par de momentos “gore” bastante chocantes (y que hacen uso de buenos efectos especiales tradicionales). El final, como se dio a entender líneas arriba, es algo anticlimático, pero al menos tiene sentido considerando lo que sabemos de Jack como personaje.

Adicionalmente, las actuaciones son todas muy buenas. David Dastmalchian, el eterno secundario (en cintas como “El caballero de la noche”, “El escuadrón suicida” (la buena), “Duna: parte 1”, y muchas más), está excelente como Jack Delroy, interpretándolo como un hombre que, luego de un fuerte trauma, está intentando sobrellevar sus problemas con un éxito profesional que le puede costar todo. Como la joven Lilly, la novel Ingrid Torelli es absolutamente convincente; interpreta al personaje como una niña que ha pasado por una serie de traumas, y que se encuentra entre el mundo real, y el mundo sobrenatural. E Ian Bliss resalta como el escéptico Carmichael, siempre dudando de lo que está pasando en el programa, intentando buscarle una respuesta racional a todo (ah, y por si se lo preguntaban, su voz todavía suena un poco como la de Hugo Weaving / el Agente Smith).

“De noche con el diablo” funciona, pero no del todo; da un poco de miedo, pero no tanto como me hubiese gustado. Y aprovecha el formato que se ha impuesto a sí misma… pero también se ve limitada por el mismo. Es decir, se trata de una experiencia irregular, pero en general, suficientemente satisfactoria, y que no resulta decepcionante gracias a lo original que es, y por supuesto, al trabajo de sus talentosos actores. No puedo decir que “De noche con el diablo” me haya FASCINADO —quizás fui a verla con expectativas demasiado altas—, pero sí puedo recomendarla simplemente por lo distinta que es a la producción promedio de terror que se estrena en salas peruanas. En todo caso, sirve como prueba de que David Dastmalchian merece tener más roles protagónicos; espero verlo en más papeles grandes en el futuro cercano.

Avance oficial:

70%
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