Bad Boys: hasta la muerte

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Quién lo diría. Una franquicia como “Bad Boys”, que comenzó bastante bien con una icónica primera parte, pero que se autodestruyó con una secuela desagradable, asquerosa y moralmente cuestionable, ha llegado a la cuarta entrega. Y no solo eso, si no que lo ha hecho con un cambio de director, y con estrellas que, en teoría, ya deberían estar un POQUITO mayores para este tipo de historias. Pero al parecer, lo que necesitaban estas películas era dos cosas: 1) deshacerse de Michael Bay, y 2) ACEPTAR que sus protagonistas ya están un poco mayores, lo cual les otorga una vulnerabilidad que definitivamente no estaba presente en las primeras dos cintas.

Es así, pues, que la pasé súper bien con “Bad Boys: para siempre”, la primera entrega en ser dirigida por el dúo de Adil El Arbi y Bilall Fallah, y una de las últimas películas que vi en el cine en Londres ANTES de la pandemia. Se sintió como un respiro de aire fresco, y como mencioné en aquella ocasión: se sintió como “un poco más gentil y compleja… al menos para estándares del blockbuster de acción promedio.” Dado el éxito de aquel filme, de hecho, no sorprende que ahora podamos ver esta nueva película, “Bad Boys: hasta la muerte”, la cual, a pesar de seguir un poco con más de lo mismo, al menos continúa inyectándole algo de muy necesaria energía a una franquicia que hasta hace relativamente poco tiempo considerábamos como muerta.

“Bad Boys: hasta la muerte” comienza con la boda entre Mike Lowrey (Will Smith) y la doctora Christine (Melanie Liburd). La celebración se ve interrumpida, sin embargo, por el compañero de Mike, Marcus Burnett (Martin Lawrence), quien sufre de un ataque al corazón. Nuestro protagonista sobrevive, felizmente, pero despierta en el hospital con una nueva perspectiva de vida. Un punto de vista, de hecho, que se ve retado por un problema terrible: el finado capitán de los “Bad Boys”, Howard (Joe “Joey Pants” Pantoliano) ha sido incriminado por un serie de crímenes relacionados a los cárteles, y Mike y Marcus tienen que hacer algo para limpiar su nombre.

Es así que se ven obligados a juntarse con Armando (Jacob Scipio), el hijo de Mike, quien ahora se encuentra en la cárcel luego de los eventos del filme anterior. Pero luego de una serie de confusiones y balaceras, terminan escapando con su nuevo compañero, siendo considerados por la policía y el FBI como fugitivos. Resulta, pues, que un ex militar llamado McGrath (Eric Dane, de “Euphoria”) está detrás de todo esto, y Mike y Marcus son los únicos que pueden revelar sus planes. Para ello, terminan trabajando con sus viejos compañeros: Kelly (Vanessa Hudgens) y Dorn (Alexander Ludwig) quienes además ahora son pareja. Juntos, intentarán limpiar el nombre tanto del capitán como de nuestros “Bad Boys”.

La trama no es lo más importante en una película como “Bad Boys: hasta la muerte”, y sin embargo, hay que admitir que este caso los guionistas (Chris Bremner, Will Beall y George Gallo) se han esforzado para narrar algo que mezcla acción con comedia, y hasta momentos de sorprendente emotividad. La cinta, además, cuenta con algunas conexiones con entregas previas, lo cual se agradece, y hace un buen uso del Capitán Howard (a pesar de que ya está muerto). De hecho, siempre es un deleite ver al buen Joey Pants en una nueva película (seguro muchos lo recordarán por interpretar a Cypher en “Matrix”), pero creo que ya es hora de que le den algo MÁS. Quizás no en esta franquicia, pero estaría bueno verlo en un rol más grande; es un actor, pues, que siempre ha pasado desapercibido, pero que siempre logra transformar sus roles en algo memorable.

Pero me desvío. El punto es que “Bad Boys: hasta la muerte” sabe exactamente lo que es, y por ende, desarrolla su trama de forma enérgica, tratando de esconder sus elementos más previsibles y estereotípicos. El villano de turno, por ejemplo, es maligno… y no mucho más; Eric Dane hace un buen trabajo, pero tampoco es que el rol sea muy demandante. Y aunque siempre da gusto ver a Ioan “Hombre Elástico” Gruffudd en algo nuevo (¿comienzan a notar un patrón?), se nota a leguas que ya ha sido encasillado en el mismo tipo de rol. Si recuerdan el papel que cumplió en la película de desastres “San Andreas”, con La Roca, sabrán exactamente qué tipo de personaje es el que interpreta acá.

Pero nada de eso importa, porque el foco de “Bad Boys: hasta la muerte” está en Smith y Lawrence, y son ellos los que todavía brillan en este tipo de producciones. Smith interpreta a un Mike un poco más gentil, que de hecho sufre de ataques de pánico a lo largo del filme, y que cuenta con un arco de personaje que ayuda a que madure un poco (al menos en comparación a cintas anteriores). Lawrence, por su parte, interpreta a Marcus como una suerte de voz de sabiduría —debido a su reciente experiencia con la muerte—, pero también como la contraparte cómica para Smith. No todos los chistes y gags funcionan, pero la química entre ellos sigue estando ahí, lo cual ayuda a que la película se resulte, la mayor parte del tiempo, bastante encantadora.

Y eso es lo mejor que se puede decir “Bad Boys: hasta la muerte”: es graciosa, es divertida. No los hará reír a carcajadas, pero uno que otro momento me hizo soltar una risita (una referencia a la famosa cachetada de Smith en los Óscars, un cameo inesperado de Michael Bay). Y el estilo de dirección de El Arbi y Fallah ayuda a que la película nunca pierda energía, haciendo uso de planos acrobáticos de dron, cámaras giratorias, y hasta planos en primera persona al más puro estilo de un “first person shooter”. Es todo muy frenético, y ciertos espectadores podrían quedar algo mareados, pero al menos no es SOSO. Súmenle a eso secuencias de acción bastante vistosas —una de ellas, inesperadamente, protagonizada por el yerno de Marcus, Reggie (Dennis Mcdonald)— y “Bad Boys: hasta la muerte” se convierte rápidamente en una experiencia fácil de disfrutar.

Lo cual no quiere decir que sea una película MEMORABLE, por supuesto. De hecho, mucha de la novedad presente en la entrega previa ha desaparecido, lo cual hace que “Bad Boys: hasta la muerte” se sienta como Más De Lo Mismo (™). Y el estilo de dirección frenético y exagerado por momentos se siente como MUCHO, lo cual obviamente no será para todo el mundo. Pero considerando lo nefasta que es la segunda entrega (asquerosa, racista, homofóbica), todavía sigo sorprendido que estos directores hayan sido capaces de rescatar esta franquicia de la alcantarilla. De hecho, habiendo visto “Bad Boys: hasta la muerte”, me cuesta MUCHÍSIMO creer que la película de “Batgirl” de El Arbi y Fallah sea tan mala como se rumorea. Por favor, Warner Bros., sáquenla ya de una vez. ¡Tenemos que verla!

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70%
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