“La maldición del Queen Mary” es una de las películas de terror más curiosas que haya visto en un buen tiempo. Sí, contiene varias escenas de suspenso y tensión. Y sí, también cuenta con algo de gore, como para satisfacer a los fanáticos más sanguinarios del género. Pero también es un filme que trata de ser algo más; de combinar narrativas que se llevan a cabo en diferentes líneas temporales, y de contarnos una historia de relaciones entre padres e hijos, y eventos sobrenaturales que no tiene mucho interés en explicar de forma explícita. El resultado final no es del todo exitoso, pero tampoco carece de momentos de interés.
La protagonista de “La maldición del Queen Mary” es Anne Calder (la británica Alice Eve), quien decide ir al legendario barco del título, ahora permanentemente encallado en un puerto, junto a su ex esposo, Patrick (Joel Fry) y su hijo, Lukas (Lenny Rush) para venderle un proyecto de turismo virtual al administrador del lugar. No obstante, es cuando el niño se separa de sus padres que las cosas comienzan a tornarse raras. Resulta que, tal y como las leyendas sugieren, el barco está maldito, y Lukas es el primero en sufrir las consecuencias de dichas presencias sobrenaturales.
Es así que, luego de un evento traumático para el chico, Anne y Patrick regresan al barco, ahora solos y bajo la supervisión de su excéntrico “capitán” / guardia de seguridad, Bittner (Dorian Lough), para tomar fotos y comenzar el proyecto ya mencionado. No obstante, también han llegado para buscar una explicación para el evento sobrenatural por el que tuvo que pasar Lukas. Y como las cosas no pueden ser tan sencillas, mientras somos testigos de esta historia, “La maldición del Queen Mary” entrelaza el presente con el pasado, haciendo que sigamos a David Ratch (Will Cocan) y su familia décadas atrás, como para explicar el historial de sangre y muerte del Queen Mary.
Lo más intrigante de “La maldición del Queen Mary” es, precisamente, el estilo narrativo ya mencionado: la decisión de intercalar el presente con el pasado, muchas veces con transiciones vistosas entre escenas, como para crear paralelismos entre los sucesos por los que Anne y su familia están pasando, y el pasado sangriento del barco. Al inicio, esto resulta un poco confuso, pero poco a poco uno se va acostumbrando a la construcción de la trama, intentando encontrar algo con lo que empatizar —ya sea uno de los protagonistas (tanto adultos como niños), o el sufrimiento por el que ciertos personajes tienen que pasar (ya sean vivos o muertos).
Es una estructura atípica para una película de este tipo, lo cual resulta en unas cuantas secuencias bizarramente editadas, así como momentos que quizás hubieran podido ser más chocantes si se les daba algo de espacio para respirar. No obstante, es precisamente este estilo el que logra diferenciar a “La maldición del Queen Mary” de tanta otra producción genérica de terror que se estrena en la cartelera local. Sí, el filme cuenta con asesinos locos, espíritus que quieren escapar del purgatorio, y breves secuencias de sangre y gore, pero a la vez, el director y coguionista Gary Shore (“Dracula: la historia jamás contada”) parece estar interesado también en contar una historia imprevisible, jugando con el tiempo y la percepción que los personajes tienen de este barco aparentemente encantado.
Consideren, si no, los flashbacks, que por un buen rato se concentran en la hija de David, la joven Jackie (Florrie Wilkinson) y sus intentos por llamar la atención de un famoso director de cine en el comedor del barco. Esto culmina en una escena de baile estilo “tap” (¡!) con el mismísimo Fred Astaire (Wesley Alfvin), el cual está sorprendentemente bien coreografiado y dirigido. De hecho, el filme en general está sorprendentemente bien dirigido y fotografiado, haciendo un excelente uso de luz y sombras, luces intensas de colores como rojo y azul, y presentándonos imágenes bellamente compuestas de mucho impacto. No es todo los días que una cinta de terror independiente luce tan bien como “La maldición del Queen Mary”, la verdad.
Y como debía ser, la película es suficientemente emocionante, incluyendo varios momentos de considerable tensión y horror. A diferencia de muchas otras propuestas norteamericanas, “La maldición del Queen Mary” no tiene miedo de poner a niños en peligro, colocándolos en situaciones que harán que se muerdan las uñas. Shore tiene un sólido manejo del suspenso, desarrollando momentos que, quizás, se pueden sentir narrativamente confusos —especialmente hacia el final—, pero que a nivel VISCERAL, deberían conectar con el espectador. “La maldición del Queen Mary” es el tipo de película que no pretende ser fácil de entender, y que le pide a uno sentir más que pensar; dejarse llevar más que interpretar literalmente lo que pasa en pantalla.
Esto se hace evidente, nuevamente, con el desenlace. No incluiré “spoilers”, obviamente, por lo que solo diré que el final de la película no es el más satisfactorio del mundo. El espectador lo puede interpretar de varias formas, utilizando algunas de las pistas dejadas por Shore y compañía en escenas previas, pero de todas formas se siente demasiado implícito y sutil, y no muy definitivo que digamos (ni para los protagonistas, ni para ciertos personaje secundarios). Dentro de su estilo tan atípico y estructura tan particular, “La maldición del Queen Mary” funciona bastante bien… hasta que llega al final. No es horrible, vale la pena mencionar, pero el último par de escenas dejarán al público más confundidos que nerviosos o sorprendidos.
Es así que “La maldición del Queen Mary” se torna en una experiencia…. bueno, como se dijo líneas arriba, curiosa. Tiene suficientes escenas de suspenso palpable y hasta un par de momentos de gore explícito; ciertos personajes resultan memorables (en particular, el Bittner de Dorian Lough), y desarrolla la trama forma intrigante e imprevisible, como para mantener al espectador siempre a la expectativa de lo que sucederá a continuación. Pero a la vez, el trabajo de edición no es el mejor, la historia demora un poco en arrancar, y más que nada, el final no resulta satisfactorio en lo absoluto. Disfruté de lo DISTINTA que es “La maldición del Queen Mary”, muy a pesar de sus defectos; lo mejor que puedo decir es que no es genérica, y que deberían darle más oportunidades tanto a Alice Eve como protagonista, como a Gary Shore como director.
Avance oficial:
- Mi calificación