“El exorcista: creyentes” es una película con una crisis de identidad. Por un lado, pretender ser la secuela de una de las cintas de horror más influyentes y terroríficas de la historia del cine estadounidense, y por supuesto, una experiencia que logre perturbar a su público. Pero por otra parte, se trata de un drama de corte religioso, centrado en los problemas a los que se tiene que enfrentar un padre extremadamente preocupado por su hija. Esta última historia, desgraciadamente, no da mucho miedo. Y es ahí donde entra el problema principal de “El exorcista: creyentes”: a pesar de ser, se supone, un filme de terror, no causa mayores reacciones en el espectador.
Y curiosamente, no es porque el director David Gordon Green trate de asustarnos y falle en el intento. Por alguna razón, ni siquiera parece estar interesado en INTENTAR asustarnos. Muy pocas veces he visto una película de este género que, aparte de algunos ruidos fuertes e imágenes repentinas, simplemente no tenga sustos. Nada. Cero. Zilch. Casi como si a Gordon Green se le hubiese olvidado, en pleno rodaje, que estaba dirigiendo una película de terror, y que debía al menos TRATAR de desarrollar una palpable atmósfera de horror. Es curioso, además, considerando que se trata del cineasta que desarrolló la última trilogía de “Halloween” —una serie de película que, a pesar de contar con múltiples defectos, al menos cumplían con las expectativas del género del “slasher”.
El protagonista de “El exorcista: creyentes” es Victor Fielding (el talentoso Leslie Odom Jr.), un fotógrafo profesional que, años atrás, perdió a su esposa durante el más reciente terremoto en Haití. Es ahí, también, donde tuvo que tomar una decisión difícil: sacrificar la vida de su esposa para salvar a su ahora hija adolescente, Angela (Lidya Jewett). Se trata de un trauma que Victor todavía no ha logrado superar, y que termina siendo usado por los demonios que poseen a su única hija.
Porque claro, al ser una película de “El exorcista”, obviamente contamos con una posesión demoníaca (se infiere que se trata nuevamente de Pazuzu, pero esto nunca es confirmado). Esta vez, sin embargo, son dos niñas las que terminan sufriendo. Está Angela, pero también su mejor amiga Katherine (Olivia O’Neill), hija de una familia extremadamente religiosa. Luego de que las dos adolescentes se pierden en el bosque y regresan tres días después, tramadas y llenas de heridas, sus familias se van dando cuenta de que han traído algo con ellas. Y la única manera de liberarlas y parar su sufrimiento involucra la participación de representantes de diferentes fes, quienes batallarán con un demonio que no parece interesado en dejarlos tranquilos.
Ahora bien, mucho se ha transmitido a través del marketing sobre el regreso de Ellen Burstyn, en el recordado papel de Chris MacNeil, la protagonista de la película clásica. Deben saber que, a diferencia de otras “secuelas legado”, Gordon Green y sus guionistas hacen un terrible trabajo trayendo de vuelta a este personaje, introduciéndolo básicamente para vincular a esta nueva producción con el filme de William Friedkin, y para darle una idea importante a nuestro protagonista y así llegar al clímax de la historia. El personaje es muy maltratado, y aunque cierta escena hacia el final de la historia funciona a nivel dramático —y hasta se podría considerar como “fanservice”—, no puedo evitar sentir que “El exorcista: creyentes” hubiese funcionado perfectamente sin la presencia de Burstyn. Lo cual, evidentemente, es extremadamente desafortunado.
Sin embargo, sin tomar en cuenta los vínculos de “El exorcista: creyentes” con el filme original, o la presencia de este único personaje de la primera entrega, ¿qué tal funciona la más reciente producción de David Gordon Green? Desgraciadamente, no tan bien. Como se mencionó ya, no llega a cumplir las expectativas que cualquier fanático del terror podría tener, careciendo de momentos terroríficos, una atmósfera memorable, o siquiera imágenes interesantes. No hay nada acá que le haga la competencia a la imagen de Regan flotando sobre la cama o la de su cuello volteándose ciento ochenta grados, o hasta la escena eliminada de la niña caminando al revés por una escalera. “El exorcista: creyentes” se termina sintiendo obligatoria, floja, y bastante más cínica que la secuela tardía promedio (lo cual ya es decir bastante).
A nivel dramático, “El exorcista: creyentes” está un poco mejor, aunque se debe más al trabajo de los actores que al guion o la dirección de Gordon Green. Leslie Odom Jr. realmente convence como un padre consternado, dispuesto a hacer de todo por ayudar a su hija —incluyendo poner a prueba sus creencias, como para abrir un poco su mente. Hasta cierto punto, el filme pone en conflicto al ateo de Victor con esta situación sobrenatural, de corte religioso, haciendo que termine creyendo en Dios y en el diablo y en los demonios. Pero incluso más que eso, “El exorcista: creyentes” es una película sobre el amor de un padre hacia su hija, y de cómo el primero debe tomar decisiones difíciles para cuidarla de todo mal.
Temáticamente hablando, todo eso es bastante interesante, pero desgraciadamente no es suficiente para salvar a “El exorcista: creyentes” de la más absoluta mediocridad. Sí, me gustó que cierto personaje imposiblemente egoísta sea castigado por el demonio (¿quién más?). Y sí, las actuaciones son todas de muy buen nivel; desde el ya mencionado Odom Jr., hasta las dos chicas (convincentes tanto como mejores amigas, como al estar ya posesas), y artistas de carácter como Ann Dowd (haciendo de una enfermera llena de fe). Pero estas figuras elevan —ligeramente— un material que no parece estar consciente del género al que pertenece, y que lógicamente palidece frente a la importante obra del gran William Friedkin.
“El exorcista: creyentes” no me pareció tan horrible como otros críticos estaban manifestando. Ciertamente se trata de un producto cínico, realizado únicamente porque la compañía productora logró obtener los derechos de un clásico, y porque aparentemente están interesados en desarrollar una trilogía que les traiga más ganancias. Pero al menos se puede decir que la película cuenta con buenas actuaciones, algunos temas interesantes —especialmente para la gente de fe—, y hasta un drama relativamente creíble. Donde falla, desgraciadamente, es en la originalidad, y más importante, en el HORROR. “El exorcista: creyentes” da menos miedo que la más reciente cinta de “Paw Patrol”, y dudo que vaya a satisfacer a los fanáticos del género. Si de verdad querían relanzar esta franquicia, pues debieron hacerlo de mejor manera. Para variar, me quedo con la original.
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