Contrarreloj

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Habiendo visto la versión anterior de esta historia, la coreana “Hard Hit”, puedo decir que “Contrarreloj”, el más reciente thriller de Liam Neeson, no hace nada nuevo con esta premisa ya vista antes. De hecho, ya hemos tenido como cuatro versiones de esta historia —comenzando por el filme original español, “El desconocido”, pasando por la ya mencionada versión coreana, un remake alemán, y por supuesto, esta propuesta protagonizada por la popular estrella de “Taken”. Entiendo que lo que tenemos acá es una premisa llena de potencial y que puede ser adaptada a diferentes idiomas y contextos, pero precisamente por eso es que me hubiese encantando que el infravalorado director Nimród Antal (“Depredadores”) hiciera algo novedoso con “Contrarreloj”.

Quizás la naturaleza estereotípica de la película se debe a ciertas limitaciones que el guionista Christopher Salmanpour tuvo a la hora de adaptar la película española. O quizás a que Antal y su equipo no se querían salir demasiado de lo ya establecido por thrillers anteriores de Neeson. Según el mismo director, a quien tuve la oportunidad de entrevistar hace unos días, la idea era realizar el mejor trabajo posible y contar la historia de la manera más emocionante posible. No dudo de que esa haya sido la intención, y sabemos de su filmografía que el cineasta de descendencia húngara es capaz de desarrollar filmes de mucha tensión y suspenso (por algo su “Depredadores” es la mejor entrega de dicha franquicia, luego de la película original con Schwarzenegger, por supuesto). Pero por alguna razón u otra, no logró cumplir su cometido con “Contrarreloj”.

Neeson es Matt Turner, un estereotipo andante que, felizmente, el experimentado actor irlandés interpreta con convicción. Se trata del padre adicto al trabajo que hemos visto antes en incontables películas —un hombre de mucho dinero y éxito que, sin embargo, no le presenta mucha atención ni a su esposa Heather (Embeth Davidtz), ni a sus hijos, el adolescente Zach (Jack Champion, de la secuelas de “Avatar”) y la adorable Emily (Lilly Aspell, de las películas de  La Mujer Maravilla”). Las cosas se tornan más complicadas, sin embargo, cuando padre e hijos suben a su carro, y el primero recibe una misteriosa llamada que le dice que ha puesto una bomba en el vehículo. Si cualquiera de los tres intenta pararse o salir, la bomba explotará. ¿La única solución? Hacerle caso a la voz en el teléfono, quien parece estar en busca de algún tipo de venganza.

No se trata, evidentemente, de una premisa carente de potencial. Por algo esta historia ha sido adaptada y readaptada ya tantas veces. Pero precisamente si han visto cualquiera de las cintas anteriores, sabrán que se puede extraer mucho suspenso de la situación en la que Matt y sus hijos se encuentran. La versión coreana, por ejemplo, a pesar de contar con algunos agujeros lógicos, desarrolla un buen nivel de tensión, y deja muy en claro cuál es el arco de personaje por el que su protagonista tiene que pasar. No se trata de una experiencia completamente satisfactoria, pero sí de una cinta que funciona “en el momento”, permitiéndole al espectador empatizar con los personajes, siempre preocupándose de lo que sucederá con la bomba debajo de sus asientos.

Lo mismo no pasa, desgraciadamente, en “Contrarreloj”. Si los personajes en “Hard Hit”, por ejemplo, actuaban ya de forma ligeramente ilógica, dichos comportamientos se acentúan en esta nueva versión. Tanto Matt como la policía y hasta el misterioso antagonista actúan y reaccionan de forma frecuentemente estúpida, haciendo que sea cada vez más difícil creer en el concepto base de la historia. Por más de que tanto Champion como Aspell intenten hacer lo mejor que pueden, los hijos nunca llegan a trascender la forma tan estereotípica en que han sido escritos. Y la revelación final sobre el antagonista, aunque chocante, es presentada de tal manera que resulta inverosímil, especialmente en lo que se refiere a sus motivaciones. “Contrarreloj” es tratado como un filme relativamente realista, pero el misterioso antagonista parece haber sido sacado de una de las malas películas de James Bond.

Lo peor, sin embargo, es que “Contrarreloj” no llega a generar mucho suspenso. Las escenas de más tensión se encuentran al inicio. Consideren, si no, cuando la voz le da un tiempo limitado a Matt para quitarle los celulares a sus hijos. O la escena en la que lo obliga a ver a uno de sus clientes morir en una explosión. Son estos los momentos los que me prometieron algo más —algo más emocionante e inteligente. No obstante, mientras la cinta va avanzando, se va desinflando, quedándose sin ideas, y sin más obstáculos para darle a nuestro protagonista. “Hard Hit”, por ejemplo, hacía un buen trabajo obligando a su protagonista a cometer crímenes y llegar al límite con tal de salvar a su familia. “Contrarreloj”, lamentablemente, no hace lo mismo con el Matt de Liam Neeson.

Lo peor, no obstante, es la conclusión. No pienso incluir “spoilers”, por lo que solo diré que la película concluye de manera increíblemente repentina, dejando varias dudas en el aire, e intentando resolverlas, por razones que jamás llegaré a entender, a través de voces en off de noticieros durante los CRÉDITOS. Sí, buena parte del final, en vez de ser presentada a través de escenas convencionales, aparece en formato de audio durante los créditos finales. Se trata de una decisión francamente confusa… ¿se habrán quedado sin presupuesto? ¿O será una decisión creativa consciente? Difícil saber qué fue lo que pasó; solo sé que no funciona, y que deja al espectador más confundido y frustrado que satisfecho o emocionado.

Si “Contrarreloj” funciona (parcialmente) es gracias a Neeson. No importa cuántos de estos thrillers se ponga a hacer, siempre se asegura de dar una actuación creíble y suficientemente intensa. De hecho, el reparto secundario está al mismo nivel (especialmente los niños, quienes aparecen casi por tanto tiempo como nuestro aguerrido protagonista). Y como se dijo líneas arriba, el filme cuenta con unos cuantos momentos de suspenso durante la primera mitad de la historia. Pero nada de eso es suficiente para salvar a “Contrarreloj”. Lo que tenemos acá es un thriller letárgico, de pocas ideas, que palidece frente a la versión coreana, y asumo, también frente a la versión original española. Me encanta Neeson, y siempre iré a ver sus películas, pero es precisamente por eso que no puedo evitar sentirme muy decepcionado por “Contrarreloj”. Espero que su siguiente (e inevitable) thriller sea mejor.

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