“Air: la historia detrás del logo” podría haber sido un simple comercial de Nike disfrazado de película de ficción. Un intento por convencer a millones de personas de comprar incluso MÁS productos de la conocida marca de deportes. Felizmente, bajo la dirección de Ben Affleck, el filme terminó siendo algo bastante mejor: un drama con (varios) toques de comedia, estructurado como una clásica película de deportes tipo “underdog”… pero sin deportistas. O bueno, CASI sin deportistas. Eso sí, reemplacen al Sonny Vaccaro de Matt Damon por un basquetbolista, futbolista, beisbolista o cualquier otro deportista, y rápidamente se darán cuenta de lo que Affleck y su guionista, Alex Convery, están haciendo con “Air: la historia detrás del logo”.
En pocas palabras: lo que tenemos acá es una película de fórmula… pero que funciona tremendamente bien. Sí, hace quedar bien a Nike. Sí, incluyen su logo a cada rato. Sí, endiosan a a la marca y al mismísimo Michael Jordan, por más de que nunca muestren su rostro. Y sí, nuevamente: el guion está estructurado como varias otras películas de deportes que seguro han visto antes. Y sin embargo, todo funciona. “Air: la historia detrás del logo” le hace SENTIR algo al espectador; mezclando comedia con elementos dramáticos, y bastante tensión, lo que hace el filme es desarrollar una historia que parece ser la más urgente y grave del mundo, por más de que esté basada en eventos de hace varias décadas, todos relacionados al éxito de una corporación, y de la imagen de un atleta que años después se convertiría en multimillonario.
Es bien sencillo ponerse cínico con una película como “Air: la historia detrás del logo”. Pero Ben Affleck nos la pone difícil, más bien, y en el proceso, logra desarrollar un producto final altamente recomendable.
Damon interpreta a Sonny, un trabajador de Nike en los ochentas que se encarga de encontrar basquetbolistas que estén interesados en representar a la empresa. Pero al darse cuenta de que están muy detrás de competidores como Adidas y Converse, le propone una gran idea a su jefe, Phil Knight (Affleck): crear una línea de zapatillas exclusiva para Michael Jordan, en donde el producto es moldeado alrededor del atleta, y no viceversa. Desgraciadamente, tal y como le dice el encargado de márketing, Roa Strasser (Jason Bateman), eso no será fácil. Jordan simplemente no quiere trabajar con Nike, por lo que Sonny tendrá que convencer primero a su madre, la astuta Deloris Jordan (Viola Davis). Y con algo de suerte, será capaz de firmar el contrato más importante de la historia de Nike, y hasta del básquetbol estadounidense.
Lo más curioso de “Air: la historia detrás del logo” es que está estructurada como una arquetípica película deportiva centrada en el “underdog”: en el perdedor que tiene que salir adelante para poder ganar. Digo que es curioso porque, claramente, Nike NO es un “underdog”; es una corporación multimillonaria. Y sin embargo, en el contexto en el que se lleva a cabo el filme, y en comparación a sus competidoras, Affleck hace un buen trabajo haciéndonos creer que Sonny y Strasser están trabajando para una empresa que puede perder mucho. Puede que sean Nike, pero en comparación a Adidas, por ejemplo, están en nada, y si no logran convencer a Jordan de trabajar con ellos, los resultados podrían ser desastrosos. Eso es lo que le brinda tensión a la historia, y lo que motiva al espectador a seguir a estos personajes.
Por otro lado, “Air: la historia detrás del logo” esté dirigida con energía, recreando los ochentas de manera colorida y entretenida, haciendo uso de una gran banda sonora repleta de canciones populares de la época. Seguramente también ayuda que Affleck y su equipo hayan VIVIDO en aquella época, y que estén representado eventos reales en el filme. Esto hace que los ochentas de “Air: la historia detrás del logo” se sientan un poco menos “kitsch” o exagerados que los de otras películas y series, por más de que comiencen el filme con un montaje lleno de eventos importantes de la década —como para establecer el contexto de la historia de manera fuerte y directa, inundando al espectador en todo lo que tenga que ver con los ochentas estadounidenses. No es sutil, pero es efectivo.
Las actuaciones, como deben imaginarse, son todas de buen nivel. Matt Damon le otorga una energía pesada y cansada a Sonny, lo cual ayuda a convertirlo en alguien que está harto de no tener éxito. No porque esté con ganas de “comerse al mundo”, si no porque SABE que tiene la razón; solo tiene que convencer a los demás de aquello. Por su parte, Affleck destaca como un excéntrico Phil Knight; un CEO que todavía quiere mantener una suerte de espíritu independiente en su empresa. Chris Messina es muy divertido como David Falk, el representante de Michael Jordan (especialmente en la escena en la que insulta repetidamente a Sonny por teléfono), y la gran Viola Davis interpreta a Deloris Jordan como una mujer que siempre supo lo que quería para su hijo: la grandeza. Por otro lado, siempre me da gusto ver a Chris Tucker en la pantalla grande, esta vez interpretando a Howard White, el ahora vicepresidente de la marca “Jordan” en Nike. Y Marlon Wayans la pasa bien en lo que no se puede considerar como más que un “cameo”.
“Air: la historia detrás del logo” es un clásico “crowdpleaser”: una película que, sin mayores esfuerzos, se dedica a complacer al público, contándonos una historia entretenida, tensa, y llena de diálogos memorables. Nuevamente: lo que muy bien pudo ser un cínico pedazo de publicidad, es más bien convertido en una experiencia agradable, a la que, además, el público con el que la vi en el cine respondió muy bien. No es nada revolucionario a nivel narrativo o visual, pero lo que “Air: la historia detrás del logo” hace, lo hace muy bien. Y a veces, eso es todo lo que necesitamos en una película comercial: una fórmula extremadamente bien escrita y actuada que no llama demasiado la atención a sí misma. Si no está rota, pues, no tenía sentido tratar de arreglarla.
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