“Antonia en la vida” es una propuesta sencilla, cuya premisa central se resume de manera perfecta en el título. Se trata, efectivamente, de una película sobre la vida de su protagonista; sobre sus preocupaciones y sueños no cumplidos e interacciones con una familia que parece estar más preocupada en lo que no ha hecho, que en sus logros o esperanzas. Es un filme que registra el día al día y el andar de Antonia de manera naturalista, y que nos presenta a una protagonista con la que resulta fácil empatizar, por más de que por momentos se pueda sentir como una mujer frustrantemente estancada o poco proactiva.
Antonia Moreno interpreta al personaje del título, una mujer limeña de 39 años que sueña con viajar a Camboya. Sintiéndose presionada por su familia —que aparentemente solo piensa en los hijos que todavía no se anima a tener—, y preocupada por la avanzada edad de su perrita, Ayasqa —quien probablemente no podría acompañarle al viaje—, Antonia decide irse a la playa para reflexionar y pensar en el futuro. Es ahí donde se hace amiga de una chica de 17 años (Paulina Bazán), quien le confía un secreto, y aparentemente le recuerda a ella misma cuando tenía la misma edad.
“Antonia en la vida” es el tipo de película que claramente ha sido realizada con un presupuesto muy limitado, y que sin embargo logra contar una historia con cierto encanto. Las locaciones son todas reales, la iluminación artificial es limitada, y muchos de los personajes secundarios o figurantes son interpretados por familiares de la directora. Y sin embargo, todas estas —supuestas— limitaciones no hacen más que contribuir a la estética general de “Antonia en la vida”, un filme que se siente más como un registro tipo documental de una mujer que podría existir en la vida real, que como una película de ficción.
Es así, pues, que tenemos una cámara que sigue a Antonia por todas partes, casi siempre de cerca, mientras se siente aislada en almuerzo familiares, o simplemente trata de relajarse mientras lee en la playa. La directora Natalia Rojas Gamarra hace un buen uso de sus locaciones reales, desde varios exteriores en el centro de Lima, hasta una casa de playa y sus alrededores. Sí, es cierto que el vestuario de Antonia la hace lucir más como una turista en el Centro que como una visitante local, y también es cierto que muchas de las actuaciones secundarias podrían haber sido mejor dirigidas, pero en general, “Antonia en la vida” hace un buen trabajo desarrollando un tono y estilo bien propios del cine tipo “slice of life”. La narrativa per se no es la más sólida, pero el trabajo de desarrollo de personaje para Antonia sí lo es.
La película, además, logra transmitir con efectividad sus temas centrales, muchos de ellos relacionados a la percepción que la sociedad peruana tiene de las mujeres, especialmente las de mediana edad, pero también las jóvenes. Resulta interesante ver, por ejemplo, el contraste entre Antonia y su nueva (y joven) amiga —cómo afrontan la posible maternidad de distinta manera a diferentes edades, y cómo Antonia es presionada a encontrar una pareja y tener hijos, por más de que sus objetivos tienen poco o nada que ver con eso. La presión que las mujeres sienten por convertirse en madres y tener un hogar tradicional no es nada que no se haya visto antes en una película, pero igual es algo que está bien desarrollado en “Antonia en la vida”.
Técnicamente hablando, “Antonia en la vida” es una película extremadamente sencilla. Tanto la dirección de fotografía como los movimientos de cámara tratan de emular más a un registro tipo documental que a una cinta tradicional de ficción, por lo que “Antonia en la vida” no cuenta con planos particularmente ambiciosos o una colorización estilizada. No obstante, es precisamente aquella naturalidad lo que le otorga mucha verosimilitud a la película (y logra contrarrestar la pobreza de algunas de sus actuaciones secundarias). Por otra parte, vale la pena destacar el sonido —siempre pulcro y correcto, y utilizado para tener a Antonia constantemente en primer término, acentuando el hecho de que estamos viendo todo desde su perspectiva.
“Antonia en la vida” es un filme que, sin llegar a tener mayores ambiciones, logra cumplir con su cometido. Puede que no todos los espectadores se diviertan con una historia de estructura más bien suelta y ritmo algo pausado, pero quienes logren empatizar con su protagonista y los problemas por los que tiene que atravesar, ciertamente se encontrarán con una experiencia directa y honesta. “Antonia en la vida” no es la película más compleja que vayan a ver en este 26 Festival de Cine de Lima, pero considerando lo mucho que han logrado hacer con pocos recursos, y por más de que cuente con algunos defectos, puede que los llegue a sorprender gratamente.
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