Eternals
Habían muchas razones para estar emocionados por ver “Eternals”, la más reciente película de Marvel Studios. Su directora, la gran Chloé Zhao, ganó el Óscar a Mejor Dirección por “Nomadland”; representaba la primera aparición de un grupo de personajes de cómics poco conocidos; y parecía estar enfatizando, de manera completamente orgánica, lo diverso de su reparto, incluyendo actores de varios sexos y orígenes. Los tráilers, además, prometían mezclar el estilo sonámbulo y etéreo de Zhao, con los excesos visuales y la acción de una cinta tradicional de superhéroes. El resultado, pues, tenía el potencial de ser fascinante, una suerte de punto medio entre el cine arte al que Zhao está acostumbrada, y los blockbusters millonarios que inundan los cines —y ahora, los servicios de streaming— año tras año.
Desgraciadamente, la película no logró cumplir con lo prometido. No me tomen a mal; a diferencia de otros fanáticos y críticos, no considero que “Eternals” sea una película terrible. La mayoría de secuencias de acción están dirigidas con elegancia, y el reparto hace lo que puede con sus personajes, por más de que la mayoría no estén particularmente bien desarrollados. Y Zhao sigue demostrando que tiene buen ojo para las composiciones de sus encuadres, enfatizando, también, la utilización de locaciones reales en vez de sets y pantallas verdes. Pero la película en sí no puede aguantar a tantos personajes, desarrollándolos de manera paupérrima, y abusando de las secuencias de exposición. Es así, pues, que “Eternals” termina siendo una experiencia entretenida pero irregular, y ciertamente inferior a lo que al MCU nos tiene acostumbrados.
Se nota desde el inicio que “Eternals” tiene mucho qué explicar —comienza con un texto en pantalla, similar a los de las películas de “Star Wars”, pero un poco más largo y aburrido. En todo caso, lo que deben saber es que los Eternals del título son seres prácticamente inmortales, creados por los Celestials, seres enormes de poder incalculable. Estos héroes fueron enviados a la Tierra hace miles de años para acabar con los Deviants, criaturas monstruosas y sedientas de sangre. Pero no pudieron resistir la tentación de involucrarse en asuntos humanos, ayudándolos de cuando en cuando, y estableciendo lazos muy fuertes.
¿Pero quiénes son ellos? Está la líder, Ajak (Salma Hayek), la única capaz de contactarse con su creador, un Celestial llamado Arishem; de ahí, está Ikaris (Richard Madden), el Superman del grupo (la película también hace la comparación); Sersi (Gemma Chan) puede controlar y modificar la materia sin vida; Thena (Angelina Jolie) es una excelente guerrera; Kingo (Kumail Nanjiani) puede lanzar bolas de energía con sus manos; Phastos (Bryan Tyree Henry) es un experto con la tecnología; Sprite (Lia McHugh) puede crear ilusiones y tiene la apariencia de una niña; Makkari (Lauren Ridloff) tiene súper velocidad y es la primera superheroína sorda de la MCU; Druig (Barry Keoghan) puede controlar las mentes de otros, y finalmente, Gilgamesh (Don Lee) es… súper fuerte.
¡Uf! Como se deben haber dado cuenta, son muchísimos personajes, los cuales tienen que ser introducidos uno por uno (o en parejas) y con historias de trasfondo y motivaciones propias. Esto hubiera estado perfecto para una serie de televisión, pero se siente forzado y tedioso en una película de poco menos de tres horas de duración, tanto así que buena parte de su metraje está dedicado a “juntar de nuevo al grupo”, al más puro estilo de los Blues Brothers, pero con menos humor. ¿Y por qué? Pues, miles de años atrás, los Eternals se separaron luego de matar al último Deviant, pero ahora los monstruos han regresado y tienen que detenerlos. Después de todo, uno de ellos está obteniendo nuevos poderes, y podría estar relacionado al nacimiento de un nuevo Celestial… lo cual no es necesariamente una buena noticia.
Sin lugar a dudas, “Eternals” es una película sobrecargada. Hay demasiados protagonistas, demasiadas subtramas, y demasiados flashbacks que tratan de humanizar a estos personajes, fallando en el intento. Quienes la pasan mejor son la Sersi de Gemma Chan (el corazón de la película, básicamente), el Ikaris de Richard Madden (una figura sorprendentemente compleja), el Kingo de Kumail Nanjiani (porque el actor cómico —y ahora musculoso— es carisma puro y muy gracioso), y el Phastos de Bryan Tyree Henry (por lo bien que está retratada su vida personal contemporánea, con su esposo y su pequeño hijo). “Eternals” no necesitaba diez protagonistas; debieron escoger algunos y deshacerse de otros, permitiéndole a la historia desarrollarse de manera menos apresurada, y sin abusar de las escenas de conversación donde “alguien le tiene que explicar algo” a los demás.
Todo esto, pues, resulta en una película donde termina siendo muy difícil empatizar con los protagonistas. Si filmes como los de “Capitán América” o “Spider-man” funcionan, aparte de todo el espectáculo y los gags ya clásicos de Marvel, es porque al espectador le importan estos personajes —esto hace que los combates sean más tensos y emocionantes. En “Eternals”, hay tantos personajes y tanto con lo que ponerse al día en tan poco tiempo, que uno se queda sin conocer bien a cualquiera de estos héroes. ¡Y eso que ni siquiera he mencionado al Dane Whitman de Kit Harrington, quien seguramente regresará en filmes posteriores! Seguramente ya lo han leído en otros sitios, pero hubiese tenido más sentido que algunos de estos Eternals salgan primero en otros filmes, o que hayan convertido esta historia en particular en una serie de Disney Plus. Ni la talentosa Zhao puede hacer magia con este guion tan caótico.
Pero al menos logró que “Eternals” luzca bien… la mayor parte del tiempo. La directora claramente tiene una fijación con la “hora mágica” (la luz del atardecer, anaranjada y cuasi-romántica), escenificando muchos momentos en dicha hora del día, el flare del sol rodeando a sus personajes. Y la mayoría de escenas de acción están muy bien coreografiadas y dirigidas, especialmente para estándares de Marvel —no abusan de las cámaras nerviosas ni de los cortes rápidos, más bien favoreciendo planos largos y de movimientos fluidos. Pero por otro lado, los efectos digitales son de calidad irregular. Los Deviants lucen extremadamente sintéticos y tienen diseños genéricos, y el filme incluye un plano de avión que simplemente no pude creer fuese parte de una blockbuster millonario del 2021 (sí, así de falso de veía). Los poderes de los Eternals, eso sí, lucen suficientemente espectaculares —y me sorprendió que Ikaris tenga tantas claras influencias del Superman de Zack Snyder (algo que la mismísima Zhao ha confirmado en entrevistas).
“Eternals” es un caso interesante; una película de Marvel que no se siente siempre con una película de Marvel. Maneja un tono que mezcla lo melancólico con lo violento y gracioso, como una suerte de choque de estilos, el cuasi cine arte vs. la “manera Marvel”, con creaciones digitales caricaturescas y todo. No siempre combina bien, lo cual, junto a los personajes mal desarrollados (y demasiado abundantes), convierte a “Eternals” en una de las películas más fallidas del MCU. Sí, agradezco que hayan intentado hacer algo distinto, y sí, me encanta que traten la diversidad de manera tan natural, incluyendo personajes gays y superhéroes mudos y una líder mexicana. ¡La representación es muy importante! Pero la narrativa y el desarrollo de personajes también lo son, y es ahí donde “Eternals” falla un poco. No es el “desastre de Marvel” (™) que muchos han estado declarando, pero ciertamente pudo ser mejor.
P.D.: Hay una escena en la película que se lleva a cabo en el Amazonas… y que cuenta con un actor español (¡!), cabañas que parecen europeas, y llamas (¡¡¡!!!). Algunos de los puntos que ganó el filme por la diversidad de sus protagonistas, los perdió ahí.
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