Proyecto Power

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En un año carente de blockbusters, los servicios de streaming han llegado para salvar el día.

OK, quizás esa sea una exageración, pero el hecho de que ciertas empresas, como Netflix, Amazon, o hasta Disney Plus, ahora puedan llamar la atención de los consumidores gracias a que son de los pocos servicios capaces de entregarnos películas de grandes presupuestos y con estrellas de renombre, tiene que ser destacado. Después de todo, hasta hace solo unos meses, uno relacionaba a las películas de acción, superhéroes o fantasía, únicamente con la pantalla gigante y los enormes baldes de aceitoso pop corn.

Pero ahora heme aquí, a punto de escribir sobre “Proyecto Power”, una película (no tan tradicional) de super héroes para Netflix, protagonizada por Jamie Foxx, Joseph Gordon Levitt, y Dominique Fishback. ¿Será un caso similar al de “La vieja guardia”, con Charlize Theron?

En pocas palabras: sí. Nuevamente tenemos un interesantísimo concepto con harto potencial, que lamentablemente ha sido utilizado para desarrollar una trama poco ambiciosa de corte policial. “Proyecto Power” está más interesada, pues, en desarrollar secuencias de pelea o balaceras, y en darle un arco emocional previsible al personaje de Foxx, que en explotar al máximo la idea de una pastilla que le puede otorgar superpoderes aleatorios a personas comunes y corrientes. ¡Imagínense las posibilidades! ¡Gente volando de un país a otro; hombres y mujeres súper fuertes compitiendo junto a los atletas; policías a prueba de bala tratando de acabar con el crimen!

Pero no. “Proyecto Power” se lleva a cabo en New Orleans, cuando dicha pastilla recién está comenzando a comercializarse, y por ende, no mucha gente la conoce o la consume. Foxx interpreta a Art, un ex soldado que está en busca de su hija, Tracy (Kyanna Simone Simpson), quien ha sido secuestrada por una misteriosa organización. Mientras tanto, la joven Robin (Fishback) se dedica a vender esta potentísima pastilla en las calles, bajo el cuidado de un noble oficial de policía llamado Frank (Gordon-Levitt). Pero cuando el proveedor de Robin, Newt (Machine Gun Kelly… ¿por qué no?) se muere, las cosas cambian, y los tres protagonistas se ven obligados a trabajar juntos para encontrar a Tracy, y sacar esta nueva (y peligrosa) droga de las calles.

“Proyecto Power” comienza de manera prometedora; la introducción de cada personaje es intrigante, y particularmente, el Art de Jamie Foxx es presentado como alguien moralmente cuestionable, que parece ser capaz de hacer cualquiera cosa (mentir, matar, etc.) para cumplir sus objetivos. La historia de trasfondo de Robin, por otro lado, la caracteriza de manera suficientemente realista: no le va bien en la escuela, tiene que ayudar a pagar el tratamiento de diabetes de su madre, y quiere convertirse en rapera. Y hasta el Frank de Gordon-Levitt resulta interesante: si le compra pastillas a Robin, no es que porque sea un adicto ni mucho menos, si no más bien porque quiere estar al mismo nivel que los delincuentes que ahora se ve obligado a arrestar.

Pero al final del día, nada de esto importa. Poco a poco, Art se va convirtiendo en un héroe más tradicional (sin tonos de gris), las aspiraciones y preocupaciones de Robin son dejadas de lado en favor de una trama más preocupada por lo urgente e inmediato, y los cuestionamientos morales de Frank parecen no tener muchas consecuencias que digamos, ni en el personaje, ni en la historia. Es a partir del segundo acto, específicamente, que “Proyecto Power” se convierte en una cinta policial previsible, con villanos absolutamente olvidables —resulta increíble pensar que Rodrigo Santoro, quien está absolutamente desperdiciado acá, interpretó al intimidante Jerjes en “300”—, y una secuencia de acción climática que no tiene nada de especial. Considerando que se trata de una película sobre gente con superpoderes, hay demasiadas balaceras y combates cuerpo a cuerpo.

Sin embargo, nada de esto quiere decir que, al final del día, “Proyecto Power” no resulte divertida. Si uno decide poner su cerebro en off, y simplemente dejar que la historia fluya, descubrirá una película muy bien actuada y competentemente dirigida. El problema no está ni con Foxx, Levitt o Fishback, ni con los directores; acá lo que resulta frustrante es el guión —o al menos la versión del guión que hemos obtenido con este corte final de la película—, el cual trata a esta historia como una introducción a este mundo, totalmente seguro de que eventualmente podremos ver una secuela que le saque el jugo al concepto. ¿No hubiese sido mejor que aprovechen bien la idea de una vez con esta primera película?

Foxx está hecho de carisma; por más de que haya aparecido en varias películas mediocres —y en una que otra obra destacable—, parece ser incapaz de dar una mala actuación, y “Proyecto Power” no es la excepción. Su Art comienza como un hombre en el cual resulta difícil confiar, pero poco a poco se va convirtiendo en una suerte de figura paterna para Robin. Y como dicho personaje, Fishback da una actuación creíble —si resulta desesperante al inicio, se debe a la caracterización que se le da, no a su trabajo actoral. Gordon-Levitt interpreta a Frank como una versión más madura y experimentada de su Robin (huh… qué ta coincidencia) de “El Caballero de la Noche Asciende”, y Rodrigo Santoro, como mencionaba líneas de arriba, está de adorno, interpretando a un villano que poco tiene que hacer en esta historia.

“Proyecto Power” está dirigida de manera estilizada, y por ende, resulta ser más dinámica de lo que uno hubiese podido esperar. El ritmo del filme es rápido sin llegar a ser hiperactivo, y las secuencias de acción, aunque conceptualmente aburridas, están escenificadas con estilo, haciendo uso de cámaras nerviosas, elegantes planos en grúa, y movimientos repentinos, para que nunca se tornen repetitivas. Eso sí, a pesar de ser un filme para mayores de 18 años, por momentos pareciera que “Proyecto Power” se está autocensurando, como si los directores tuviesen miedo de incluir demasiado contenido para adultos. Foxx es interrumpido un par de veces antes de que pueda terminar de decir lisuras, y varios momentos de gore (gente explotando, una mujer muriendo congelada de manera absurdamente gratuita y misógina) contrastan con escenas de violencia apagada. “Proyecto Power” tiene una crisis de identidad, lo cual resulta en un producto final indeciso y desigual.

“Proyecto Power” es un producto perfecto para el streaming: es una historia original que, sin embargo, se siente familiar en más de un sentido, y que no le exige mucha concentración al espectador. Es colorida y estilizada y está llena de acción, pero desperdicia un concepto lleno de potencial con una historia previsible y por momentos tediosa. Hasta me animaría a decir que uno puede ver “Proyecto Power” mientras hace otra cosa (no es que lo recomiende, pero no me sorprendería que muchos espectadores lo terminen haciendo). Al igual que “La vieja guardia”, “Proyecto Power” debió ser mucho mejor, especialmente considerando sus protagonistas y la premisa que maneja. Se trata, pues, de una película que funciona “en el momento”, pero que sin embargo lo deja a uno poco impresionado, y con ganas de ver algo más ambicioso.

Avance oficial:

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