5 Sangres
Toda película tiene algún tipo de mensaje o contenido temático. El simple hecho de que el o la guionista tenga una perspectiva única para contar una determinada historia, le otorga una personalidad de muy propia al filme, en donde los temas más importantes para sus creadores se van filtrando de a pocos, o en el caso de producciones más abiertamente políticas (por ejemplo), se van haciendo evidentes de manera más explícita. La trama es importante en una película, sí, pero el tema es de lo que verdaderamente trata; y esto es válido tanto en los blockbusters millonarios, como en las películas más independientes y supuestamente personales.
Como se deben imaginar, Spike Lee no es una excepción. De hecho, él es uno de los cineastas más abiertamente políticos de los Estados Unidos, alguien que siempre tiene en mente mensajes muy particulares, muchas veces relacionados a las relaciones interraciales en su país, o al tratamiento de la comunidad afroamericana en el mismo. Desde “Do the right thing” hasta “El infiltrado del KKKlan” y, por supuesto, “5 sangres”, Spike Lee ha demostrado ser un director de convicciones muy claras; alguien que no le tiene miedo a la controversia. Eso se sabe desde hace ya un buen tiempo. Lo que nadie se esperaba, más bien, es que “5 sangres” fuera a estrenarse en un momento tan oportuno.
Después de todo, lo que tenemos acá es una película que, a pesar de llevarse a cabo —parcialmente— en el pasado, tiene mucho que decir sobre tratamiento de la comunidad afroamericana hoy en día, en relación a la historia del racismo en los Estados Unidos, y por supuesto, visto desde la perspectiva del movimiento Black Lives Matter. Considerando la cantidad de marchas y protestas que se han estado llevando a cabo debido a la muerte de George Floyd, “5 sangres” no pudo haber sido estrenada en mejor momento: es una película que refuerza lo que se está sintiendo ya en los Estados Unidos, y que ayuda a cuestionar diversos temas de racismo, discriminación, brutalidad, y más.
De hecho, hasta se podría argumentar que “5 sangres” trae consigo demasiado contenido temático. O en pocas palabras: trata de hacer mucho. Las imágenes con las que comienza el filme, por ejemplo, transmiten la manera en que la Guerra de Vietnam ha sido considerada en los últimos años por la comunidad afroamericana. Miles de soldados afroamericanos pelearon y hasta murieron o fueros heridos en la guerra, para luego regresar a un país que no les daba los mismos derechos que al resto de sus habitantes. Aquella ironía —el hecho de que estas personas pelaron por una sociedad que no les daba mucho valor— es utilizada con efectividad por Lee en esta historia. Pero hay más.
Los protagonistas de “5 sangres” son Paul (un genial Delroy Lindo); Melvin (Isiah Whitlock Jr.); Otis (Clarke Peters), y Eddie (Norm Lewis), un grupo de veteranos afroamericanos de la Guerra de Vietnam que ha decidido regresar a dicho país para encontrar los restos de su capitán, el legendario Norman (Chadwick Boseman), y de paso, desenterrar un cofre lleno de oro que dejaron en la selva años atrás. Lo que comienza como un viaje relativamente inofensivo y tranquilo, poco a poco se va transformando en una experiencia traumatizante. Después de todo, y aunque no lo quiera admitir, Paul sufre de estrés post-traumático y fuertes ataques de ansiedad, lo cual no mejora con la repentina llegada de su hijo, David (Jonathan Majors). Es así que el grupo tendrá que tratar de salir con vida de selva vietnamita, escapando de un grupo de maleantes que también quiere llevarse el oro que tanto buscan.
Aparte de la injusticia sufrida por los soldados afroamericanos post-Guerra de Vietnam, “5 sangres” trata de decir mucho sobre los efectos del estrés post-traumático y la masculinidad tóxica, las consecuencias del colonialismo, el racismo, y la codicia. Es demasiado para un solo largometraje, por más que tenga dos horas y media de duración, por lo que muchos de estos temas son desarrollados a medias (especialmente aquellos que no involucran directamente al personaje de Lindo). Un traficante francés llamado Desroche (interpretado por el gran Jean Reno), por ejemplo, aparece brevemente al inicio para regresar más adelante de manera algo repentina, y no es desarrollado de manera particularmente profunda o realista.
O si no también tenemos el cuasi-romance entre David y Hedy (Mélanie Thierry), quien se dedica a desactivar bombas en la selva vietnamita. Es una subtrama que se queda a medias, y que se siente innecesaria en comparación al resto de elementos narrativos mucho más interesantes y relevantes con los que cuenta Lee. Me gusta el que Netflix le esté dando tanta libertad creativa a cineastas de la talla de Lee (o de Scorsese, o de Baumbach, o de los Hermanos Safdie), pero dichas facilidades también pueden resultar en productos ligeramente autoindulgentes, o por lo menos, innecesariamente largos o inflados.
Lo cual no quiere decir que “5 sangres” sea una película decepcionante ni mucho menos. De hecho, y a pesar de no estar al mismo nivel que la excelente “El infiltrado del KKKlan”, se trata de un excelente drama, lleno de momentos verdaderamente chocantes y emotivos, que logra desarrollar, al menos, sus temas principales de manera satisfactoria. Ayuda, además, el que se centre en el personaje de Paul, interpretado de manera magistral por Delroy Lindo, uno de los actores más infravalorados de su generación. Lindo le otorga intensidad y emotividad, verosimilitud pero también una ligera pizca de caos, lo cual convierte a Paul en el personaje más interesante del grupo de veteranos. Se trata, pues, de un hombre que cree tener todo bajo control, pero que poco a poco se va desmoronando frente a nuestros ojos, por más que esté rodeado de gente que quiera ayudarlo. Consideren, si no, su monólogo en medio de la selva, un increíble plano secuencia que todavía sigue grabado en mi cabeza.
“5 sangres” es innegablemente una película de Spike Lee, para bien o para mal. Intenta de transmitir demasiados temas a la vez y de incluir ciertas subtramas que no suman mucho, lo cual resulta en un producto final algo irregular y por momentos saturante. Pero a la vez, se trata de un drama ocasionalmente potente, visualmente atractivo —me gusta, por ejemplo, el que Lee diferencie los flashbacks de las escenas del presente, utilizando un aspect ratio distinto y una calidad de imagen más granulada— y que nos regala una sublime actuación por parte de Delroy Lindo. Como mínimo, Lindo debería ser nominado a los siguientes Premios Óscar (que ahora se llevarán a cabo en abril del 2021). Ya es hora de que le otorguen un muy merecido reconocimiento a este genial actor que seguramente muchos habrán visto en varias películas, pero que lamentablemente, pocos reconocerán.
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