Spider-man: Un Nuevo Universo
Nota: esta crítica SIN SPOILERS está basada en una versión de la película que estaba completa en un 90%.
Pues esto fue algo nuevo. Hace unos días tuve la oportunidad de ver, gracias a Andes Films, una versión de “Spider-man: Un Nuevo Universo”, completa solo en un 90%. Esto quiere decir que el filme incluía algunos planos —especialmente hacia el final de la historia— que consistían de animación sin completar —texturas planas, movimientos de boca inexistentes— o hasta de storyboards dibujados a mano. Se trata de una experiencia nueva para mí, la cual, felizmente, no arruinó en lo absoluto mi disfrute de la película. De hecho, entiendo por qué Andes Films y Sony decidieron invitar a un grupo de gente para ver la cinta en este estado —quieren comenzar a generar buenos comentarios antes de tiempo para que el público se anime a ver otra película de Spider-man este fin de año.
Bueno, no tienen nada de qué preocuparse, en realidad. “Spider-man: Un Nuevo Universo” es una de las mejores películas animadas que he visto este año —superior incluso, en algunos sentidos, a “Los Increíbles 2” de Pixar—, y un excelente producto tanto para los fanáticos de los super héroes en general, como de este héroe en particular. Visualmente espectacular e inesperadamente emotiva, el filme cubre años de historia del Hombre Arácnido de forma económica y entretenida, siempre concentrándose en un solo protagonista, pero haciendo un gran uso de su reparto secundario. Es lo que muchas películas de ese tipo deberían ser, pero nunca logran serlo.
Lógicamente, no puedo mencionar spoilers relacionados a la trama; si no, la gente de Sony viene a mi casa y me decapita. Por ende, trataré de ser bastante conciso. El protagonista de “Spider-man: Un Nuevo Universo” es Miles Morales (voz de Shameik Moore), un chico común y corriente que estudia en una escuela secundaria privada en Nueva York. Tiene muchos amigos en el barrio pero pocos en el colegio, y está inseguro tanto de sí mismo, como del camino que está tomando. Su padre, Jefferson (Brian Tyree Henry) es muy exigente, pero felizmente el chico encuentra algo de paz en la relación que mantiene que su tío cool, Aaron (Mahershala Ali).
Pero como deben imaginarse, eventualmente Miles, como en los cómics, es mordido por una araña —no mencionaré de qué tipo— y obtiene los poderes de Spider-man. Pero esa no es su única preocupación: debido a algunas contorciones narrativas bastante entretenidas, se abre una suerte de puerta interdimensional en Nueva York, por la que entran diferentes versiones de Spider-man pertenecientes a dimensiones paralelas. Por ende, Miles termina conociendo a un Peter Parker panzón y desmotivado (Jake Johnson), a Peni Parker (Kimiko Glenn), una chica estilo anime que maneja un robot, a Spider-man Noir (Nicolas Cage, tesoro americano), que viene de una versión en blanco y negro de los años 30, a Spider-Gwen (Hailee Steinfeld), y hasta a Spider-ham (John Mulaney), un chancho estilo Porky con traje y poderes de Spider-man. Juntos tendrán que detener al Kingpin (Liev Schreiber), quien está obsesionado con ejecutar un maléfico plan que podría terminar por destruir la ciudad.
Si han visto los trailers de “Spider-man: Un Nuevo Universo”, sabrán que uno de los aspectos más atractivos de la cinta es el visual. En pocas palabras, la película luce como ninguna otra producción animada que haya visto. El diseño de los personajes y de la ciudad trata de emular el trabajo de Steve Ditko, Stan Lee y compañía en los cómics; hace uso de lineas y texturas simples para imitar el trazo de una pluma, y de colores fuertes que contrastan muy bien el uno con el otro. La animación se salta algunos frames, para dar la ilusión que uno está viendo una caricatura estilo stop-motion (de esas que uno dibujaba en varias hojas de papel que luego pasaba rápidamente), y las expresiones de los personajes son exageradas sin llegar a ser absurdas. Es un estilo muy propio y muy llamativo, el cual funciona perfectamente en el contexto de esta historia.
De hecho, se nota que “Spider-man: Un Nuevo Universo” es una carta de amor para los fanáticos de los cómics y las películas del Hombre Araña. Contiene muchísimas referencias, tanto a los filmes con actores en vivo —desde las producciones de Sam Raimi hasta las cintas con Tom Holland—, como a historias que pueden haber leído en los cómics. Y los detalles, como momentos que se dividen en tres o cuatro planos simultáneos en pantalla, o panales estilo cómic que aparecen cuando escuchamos los pensamientos de Miles, simplemente terminan por solidificar el encanto de la película. Sí, todo es muy estilizado, pero el filme utiliza estos recursos de manera medida, controlada, por lo que el espectador nunca termina mareándose o confundiéndose.
Considerando la gran cantidad de personajes, y el hecho de que mezcla universos paralelos, la película hubiera podido terminar siendo enredada, y hasta desordenada. Pregúntenle, si no, a Sam Raimi y su “Spider-man 3” con tres villanos principales. Pero felizmente ese no es el caso. “Spider-man: Un Nuevo Universo” se enfoca, siempre, en la historia de Miles; en la difícil relación con su padre, en su amistad con uno de los nuevos Hombres Araña, y en su desarrollo personal como super héroe. Es la mejor decisión que los directores pudieron haber tomado, y una que le otorga mucho corazón a la película. Uno realmente empatiza con Miles, por lo que nunca le fastidia que los otros personajes, a pesar de ser memorables, queden en un segundo plano. “Spider-man: Un Nuevo Universo” es, básicamente, todo lo opuesto a “Animales Fantásticos: Los crímenes de Grindelwald”, una película confusa sin protagonista claro.
Tuve la suerte de ver “Spider-man: Un Nuevo Universo” en una versión subtitulada —espero que el estreno comercial también incluya, al menos, un par de proyecciones de este tipo. En todo caso, vale la pena mencionar las actuaciones de voz son sublimes, y son otra razón por la que la película funciona tan bien. Shameik Moore (“Dope”) le otorga inocencia y carisma a Miles; es un chico cool sin sentirse forzado (te estoy viendo a ti, Andrew Garfield en “El Sorprendente Hombre Araña”), y a la vez, también es alguien que tiene que crecer mucho a lo largo de la película.
Liev Schreiber es sorprendentemente intimidante como una versión hilarantemente inmensa del Kingpin, Mahershala Ali le otorga sus dulces tonos al Tío Aaron, Jake Johnson es sarcástico y gracioso como Peter Parker, Hailee Steinfeld es dulce y aguerrida como una versión más empoderada de Gwen Stacy (lo siento, Bryce Dallas Howard), y el gran, el único, el inigualable Nicolas Cage es perfecto como Spider-man Noir. Verlo interpretar a dicho personaje con un acento neoyorquino anticuado, sufriendo y exagerando y confundiéndose con los colores del universo de Miles (recuerden, el literalmente viene de un mundo en blanco y negro) simplemente no tiene precio.
Mención aparte para el uso de la música en “Spider-man: Un Nuevo Universo”. Sí, la banda sonora de Daniel Pemberton está bien; puede llegar a ser tanto emotiva como inspiradora durante los momentos más apropiados. Pero son las canciones las que se quedaron grabadas en mi mente, especialmente aquellas relacionada a Miles. Prefiero no revelar cuáles son ni para qué son usadas; solo mencionaré que le otorgan mucho carácter a nuestro protagonista, nuevamente, ayudando a que se sienta como un chico cool, que está buscando su propia libertad, sus propias maneras de expresarse, pero sin que llegue a ser odioso. Es un delicado balance que, felizmente, la película mantiene sin mayores problemas.
Sí, “Spider-man: Un Nuevo Universo” es un poco larga (dos horas), especialmente para estándares de producción animada; hay momentos que podrían haber sido abreviados o eliminados. Y sí, el filme se tarda un poco en llegar a la “carne” de la historia, adentrándose bastante en la vida de Miles durante los primeros veinte minutos de metraje. Pero no son defectos que terminen por arruinar la experiencia en general, felizmente. De hecho, puede argumentarse que las primeras escenas son, precisamente, las que ayudan a desarrollar al personaje de Miles, y a que nos importe todo lo que pasa más adelante con él y sus compañeros. Algunos espectadores podrían impacientarse, pero tampoco es que estos momentos sean aburridos, ni mucho menos.
“Spider-man: Un Nuevo Universo” es una grata sorpresa, una cinta animada que logra revitalizar a Spider-man y su universo de manera incluso más efectiva, divertida y original que la primera película live-action protagonizada por Tom Holland. Autoreferente, constantemente hilarante, y sorprendentemente emotiva y madura —la historia lidia con algunos temas adultos que no se ven con frecuencia en el cine animado americano—, “Spider-man: Un Nuevo Universo” es un filme que podrá ser disfrutado tanto por los fanáticos de Marvel y sus personajes, como por cinéfilos que simplemente quieran ver un producto animado visualmente espectacular y bien escrito. Me lo preguntaron luego de la proyección, pero vale la pena mencionarlo de nuevo en este texto: si mantienen este nivel de calidad, me encantaría ver una secuela, o hasta un spin-off protagonizado por alguno de los otros Hombres Araña (¡Nicolas Cage!).
Avance oficial:
- Mi calificación
[…] carne y hueso. ¿Para qué ir con rodeos? Lo que tenemos acá es una excelente continuación de “Spider-man: un nuevo universo”, que logra expandir el… bueno, UNIVERSO introducido en la primera entrega, profundizando en […]