Ready Player One
Habiendo leído el libro de Ernest Cline hace un par de años —y habiéndolo disfrutado bastante—, debo admitir que estaba esperando el estreno de Ready Player One, dirigida por Steven Spielberg, con cierta emoción. Hace algún tiempo que el Rey Midas de Hollywood no estrenaba un blockbuster con tanto potencial (no puedo decir que adaptación de El BFG, de Roald Dahl, me haya encantado); últimamente, sus películas más efectivas habían sido sus producciones más serias (como Lincoln o The Post), mientras que sus filmes palomeros habían estado careciendo de encanto o diversión.
Felizmente, ese no es el caso de Ready Player One. Puede que no esté al nivel de sus mejores cintas palomeras, como E.T., Indiana Jones en Busca del Arca Perdida o Encuentros Cercanos del Tercer Tipo, pero eso no quiere decir que no vaya la pena verla; de hecho, Ready Player One es un blockbuster ejemplar, una película que logra transmitir diversión al más puro estilo de Spielberg. Estilizado, visualmente espectacular —en serio, es uno de los filmes más impresionantes a nivel técnico que haya visto en años— y ridículamente estimulante, Ready Player One es un filme que puede ser disfrutado por todo público, pero que estoy seguro será muy bien aprovechado por aquellos que se consideren geeks, gamers, o fanáticos de la cultura pop en general.
Ready Player One se desarrolla en el año 2045, un futuro en el que la raza humana ha sido devastada por la pobreza y la sobrepoblación. Ya nadie quiere disfrutar de la vida real, por así llamarla; gracias al famoso inventor James Halliday (el gran Mark Rylance) y su compañero, Odgen Morrow (Simon Pegg), prácticamente toda la población mundial utiliza sus equipos de realidad virtual para conectare al OASIS, un mundo online verdaderamente masivo en donde uno puede ser quien quiera y hacer lo que quiera, interactuando con miles de personas, amasando dinero e ítems a través de diferentes misiones y objetivos.
Nuestro protagonista es un chico llamado Wade Watts (Tye Sheridan), quien dentro del OASIS se llama Parzival. Como mucho otros compañeros, es un Gunter, es decir, un cazador que busca el mayor tesoro de todos en este mundo virtual: el Easter Egg (o Huevo de Pascua) que escondió Halliday en el OASIS antes de morir. Quien encuentre tres llaves que él ha escondido, se hará con el huevo, y quien se haga con el huevo, obtendrá el control total del OASIS. Por cinco años, todo el mundo ha estado buscando estas llaves, pero nadie las ha podido conseguir… hasta ahora.
Luego de que Wade supera el reto necesario para conseguir la primera llave, y les cuenta el secreto de como hacerlo a sus amigos, Hache (Lena Waithe), Sho (Phillip Sao) y Daito (Win Morisaki), se hará amigo de Art3mis (Olivia Cooke), una chica igual de hábil que él en el juego. Ella tiene como objetivo salvar al OASIS de la corporación iOi, cuyo líder, Nolan Sorrento (Ben Mendhelson) quiere monetizar el mundo virtual y acabar con todo lo que este representaba para Halliday. Para ello, tiene como aliados a i-ROk (T.J. Miller) en el OASIS, y a la letal F’Nale Zandor (Hannah John-Kamen) en el mundo real.
Como se deben haber dado cuenta por los trailers, Ready Player One está llena de referencias a la cultura pop de los 80s, década en la que se supone Halliday se crió (de esta manera se justifica el que la mayor parte de referencias sean tan antiguas, especialmente considerando que la cinta se lleva a cabo en el futuro). Ready Player One es uno de esos filmes que uno tendrá que ver una y otra vez para absorber bien todo lo que tiene que ofrecer, para encontrar todo detalle que esconde en cada encuadre. De lo que pude detectar, el OASIS cuenta con la presencia de personajes como Freddy Kruger, Chucky, los Xenomorfos, el Gigante de Hierro (quien tiene un rol importante en la historia, de hecho), Lara Croft, Batman, King Kong, Mechagodzilla… y muchos más.
Es imposible nombrar todos los personajes que aparecen en la película, y es ahí donde radica mucho de su encanto. Después de todo, ¿en qué otra cinta pueden ver a Mechagodzilla pelearse contra un Gundam (!), o a los protagonistas tratar de encontrar una llave en el Overlook Hotel de El Resplandor, con homenaje a la película de Stanley Kubrick y todo? Súmenle a esto la banda sonora llena de canciones de pop y rock ochenteno (Jump, de Van Halen, es la primera que se me viene a la mente) y la música incidental de Alan Silvestri, quien le inserta algunas notas de Volver al Futuro cada vez que el DeLorean de Parzival hace su aparición, y es imposible no inundarse en este mundo geek, el cual muchos miembros del público estoy seguro apreciarán gratamente.
Afortunadamente, Spielberg siendo Spielberg, no deja que estas incontables referencias terminen por opacar lo más importante en cualquier película: la historia. De hecho, son más como la cereza encima del pastel, y no el ingrediente principal. El contexto en el que se desarrolla Ready Player One es realmente intrigante, y la forma en que Spielberg muestra y desarrolla este mundo es simplemente perfecta, lo cual le permite a uno adentrarse en la trama y empatizar con los protagonistas, especialmente en las escenas que se llevan a cabo en el OASIS.
También ayuda el que hayan consecuencias en la vida real. Si toda la película se desarrollara en el OASIS, podría sentirse algo plana o inconsecuente, pero felizmente, son las escenas con personas de verdad —en vez de Avatares— las que le permiten al filme darse un respiro, y otorgarle un poco de humanidad a la historia. Uno se preocupa por Perzival y sus amigos porque sabe que son personas las que controlan a los personajes, y porque uno sabe que si las cosas salen mal en el OASIS, podrían morir en el mundo real. El que el Nolan Sorrento de Mendhelson tenga varias escenas en el mundo real también ayuda, así como el de hecho de que el romance entre Wade y Art3mis esté mejor desarrollado en el filme que en la novela de Cline.
Sí, la película no sigue el libro al pie de la letra, pero era de esperarse. Es una adaptación, una condensación de la historia de la novela, por lo que tenía que cambiar, mover y reordenar algunas cosas para que funcione como un filme de dos horas y veinte minutos de duración. Pero lo importante es que conserva el espíritu de la novela; la misma premisa, los mismos personajes, y las mismas ideas. El hecho de que Cline haya sido co guionista de Ready Player One debería mantenerlos tranquilos; todo ha sido hecho con aprobación —y con la participación— del autor original, quien de hecho se aseguró que la cinta no contradiga nada de lo que apareció en el libro.
Tye Sheridan es muy creíble como Wade y Olivia Cooke —quien poco a poco se irá haciendo más conocida, participando en proyectos cada vez más notorios— es encantadora como Art3mis; comparten una buena química entre ellos, lo cual ayuda a que el romance central funcione. Desgraciadamente, el desarrollo de los personajes no es particularmente profundo; el arco por el que atraviesa Wade como Perzival es previsible, por ejemplo, y el Sorrento de Mendhelson, aunque intimidante, nunca llega a ser más que un villano caricaturescamente malvado. Quien da la mejor interpretación en Ready Player One, más bien, es el gran Mark Rylance; convierte a Halliday es una figura excéntrica pero algo tierna, raro pero con buenas intenciones.
Visualmente, Ready Player One es una maravilla. Todas las escenas que se desarrollan en el OASIS lucen realmente impresionantes; se trata de un mundo virtual donde las posibilidades son infinitas, y en donde uno se puede encontrar, literalmente, a cualquier personaje popular en cualquier parte. El mundo real, deprimente y sobrepoblado, está también muy bien visualizado —consideren los stacks, las casas amontonadas en donde vive Wade con su tía—, y las secuencias de acción están magistralmente dirigidas por Spielberg. Son lo suficientemente caóticas y visualmente atareadas como para transmitir el ritmo frenético de un mundo virtual, pero jamás resultan desorientadoras o mareantes. Un director menor hubiese convertido al OASIS en una incomprensible melcocha virtual, pero no Spielberg.
Ready Player One es el mejor blockbuster que ha hecho Spielberg en años, una carta de amor no solo al mundo de los videojuegos, las películas ochenteras y las franquicias geek, si no también a todos aquellos que le sientan un particular cariño a toda esta cultura pop. Se trata de una aventura memorable, entretenida, visualmente alucinante, y hasta emotiva (hacia el final). Sí, el desarrollo de los personajes es algo pobre, y mucho pueden perderse algunos si no entienden la mayor parte de referencias, pero fuera de eso, se trata de una película palomera ejemplar, del tipo que solo Spielberg puede dirigir. Vean Ready Player One, y véanla en la mejor y más grande pantalla de cine que puedan; no se arrepentirán.
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