Deadpool (¿el «Mercenario Bocazas»?)
El camino para realizar Deadpool, la película basada en el alocado héroe de Marvel, ha sido largo y tedioso. El personaje apareció por primera vez en X-Men Orígenes: Wolverine, aquella nefasta cinta en donde el mercenario hablador fue destruido por un guión que no tenía la más mínima idea de lo que los fanáticos amaban de él. A pesar de que Ryan Reynolds hizo un buen trabajo con su interpretación (al menos durante sus primeras escenas), tanto el filme como el personaje fueron odiados por los fanáticos y los críticos.
Sin embargo, Reynolds estaba empeñado en realizar una película individual de Deadpool, pero a pesar de conseguir tanto un director (Tim Miller) como guionistas (Rhett Reese y Paul Wernick, los responsables de traernos la divertida Zombieland), el filme se estancó en su desarrollo. Es más, tuvo que filtrarse un trailer de prueba para que 20th Century Fox, la distribuidora de la película (y quienes tienen los derechos, también, de personajes como los X-Men y los Cuatro Fantásticos), finalmente se anime a producirla. E incluso con eso, los ejecutivos obligaron a Miller, Reynolds y compañía a reducir algunas escenas de acción y efectos especiales en el guión para que el presupuesto no fuese demasiado alto. (A fin de cuentas, Deadpool costó unos 58 millones dólares, lo cual puede parecer un número gigante para nosotros, pero en realidad es un monto bastante pequeño para estándares deblockbusters Hollywoodenses).
Considerando lo difícil que fue traer a Deadpool a la pantalla grande, muchos podrían sospechar que el producto final reflejaría lo caótica que fue la producción de la película… pero felizmente ese no es el caso. Deadpool es la película perfecta tanto para aquellos que están hartos de las cintas tradicionales de súper héroes, como para los fanáticos del personaje y del mundo Marvel. Vulgar, violenta e increíblemente graciosa, Deadpool es una película que ha sido realizada con cariño y dedicación, por gente que claramente ama al personaje y que maneja un gran sentido del humor. El filme comienza a generar risas desde sus creativos créditos iniciales, y no para hasta la esperada escena poscréditos.
Ryan Reynolds es Wade Wilson, un mercenario que se encarga de intimidar o matar gente peor que él. Le gusta frecuentar un bar manejado por su amigo Weasel (T.J. Miller), y es ahí donde conoce a la prostituta Vanessa (Morena Baccarin). Su primera “cita” es poco usual, pero la química florece inmediatamente, y después de ver un hilarante montaje de sexo, es claro que los dos se han enamorado. Pero hay un problema: Wade es diagnosticado con cáncer terminal, por lo que decide ofrecerse a un experimento que podría curar su enfermedad. Su “doctor” es Francis, alias Ajax (Ed Skrein), un mutante sádico que tiene bajo su mando a la excesivamente fuerte Angel Dust (Gina Carano).
Después de torturarlo por días, estos dos personajes logran hacer que los genes mutantes de Wade florezcan… pero bajo un costo. Nuestro protagonista se vuelve, básicamente, inmortal, pero queda totalmente desfigurado (“como si un aguacate hubiese tenido sexo con un aguacate más viejo y feo”). Sin embargo, logra escapar del laboratorio de Ajax, haciéndose pasar por muerto. Decidido a vengarse, se cose un traje rojo (para esconder la sangre de sus eventuales heridas) y se convierte en Deadpool, un antihéroe sarcástico, sádico y un poco loco. ¿Su misión? Encontrar a Ajax para obligarlo a curar sus desfiguraciones. Pero cuando el villano se entera de que Wade logró sobrevivir, se lleva a Vanessa para utilizarla como carnada. Felizmente, Deadpool recibe la ayuda de dos “X-Men” para rescatar a su novia: el metálico Colossus (Stefan Kapicic) y la adolescente Negasonic Teenage Warhead (Brianna Hildebrand).
Deadpool es una película subversiva. A pesar de que se han podido ver otras películas basadas en cómics para mayores de 18 años (aunque acá en Perú le han dado una calificación para mayores de 14, lo cual es ridículo), Deadpool es la primera en tener elementos de sátira, burlándose de todo lo que una película de este tipo podría burlarse. Nada es sagrado. Desde el manejo de la franquicia de X-Men, hasta Wolverine (y el mismísimo Hugh Jackman) y la aparición de Ryan Reynolds tanto en X-Men Orígenes: Wolverine como en la terrible Linterna Verde, Deadpool satiriza muchos aspectos del estado actual de las películas de súper héroes en Hollywood.
Sin embargo, la cinta no carece de emotividad. A pesar de presentar todas estas burlas, el filme nunca se siente cruel. Sí, Deadpool es una sátira de otras películas de súper héroes, pero a la vez es una suerte de homenaje. La historia de origen del personaje es muy parecida a la de otros héroes, pero es presentada con suficiente autoconciencia y humor como para que no se sienta demasiado familiar. Además, Miller y compañía no tienen miedo de burlarse de sí mismos—Deadpool se olvida de llevar sus armas a la batalla final (para ahorrar un poco de presupuesto) y cuando se da cuenta de que los únicos mutantes que ve en la mansión del Profesor Xavier son Colossus y Negasonic Teenage Warhead, comenta que los productores probablemente no tenían suficiente dinero como para contratar más actores. Sí, Deadpool no tiene miedo de romper la famosa “cuarta pared”, y fue precisamente en estos momentos que me reí más.
Deadpool se gana su calificación para mayores no solo gracias a las escenas de sexo y frecuente uso de malas palabras, si no también a la actitud del personaje. Se trata de un mutante que de héroe tiene poco; Deadpool no tiene reparos al asesinar a sus enemigos, decapitándolos, cortándolos en dos, y disparándoles en la cabeza. No se deja llevar por las reglas de la moralidad, por lo que termina por ganarse nuestro respeto. Sí, sus motivaciones son bastante admirables (después de todo, la cinta es, hasta cierto punto, una historia de amor… llena de violencia y humor negro), pero es gracias a sus actos exagerados e inesperados que terminamos riéndonos con él (y no de él—véase la forma en que “deletrea” el nombre del villano durante la batalla final). Sin embargo, no es difícil imaginarse a Deadpool coexistiendo con personajes más inocentones como algunos de los X-Men—sus interacciones con el honrado Colossus son divertidísimas.
Ryan Reynolds nació para interpretar a Wade Wilson—puede que ello suene como una exageración o un cliché, pero es la verdad. Su interpretación es sarcástica y divertida, llena de energía pero también de corazón. Después de todo, a pesar de que sabemos que Deadpool es inmortal, nos identificamos con él porque queremos que recupere su rostro original y regrese con Vanessa. Eso también se debe a que la química entre Reynolds y Baccarin es palpable—esta última interpreta a Vanessa como la contraparte perfecta para Wade, una chica extremadamente sexual y divertida. Colossus es un personaje generado por computadora, intimidante pero con una personalidad memorable, y Brianna Hildebrand interpreta a Negasonic Teenage Warhead como una adolescente estereotípica… con poderes explosivos.
Deadpool es diferente y original, y ha sido estrenada en el momento perfecto. Mucha gente se está saturando de tanta película de súper héroe, por lo que ver una cinta en donde la industria entera es parodiada y burlada y homenajeada, a través de una historia llena de violencia, sangre, sexo y malas palabras, es como un respiro de aire fresco. A pesar de las preocupaciones de 20th Century Fox, la cinta ha sido un éxito; ha recaudado más de 260 millones de dólares en su primer fin de semana alrededor del mundo, rompiendo todo tipo de récords de taquilla de películas para mayores de 18 años. Esto prueba que el público está listo para ver blockbusters subversivos y diferentes, por lo que esto podría significar un cambio en la industria. Ojalá ese sea el caso. Por el momento, estaré esperando con ansias la ya anunciada secuela.
P.D.: no se olviden de quedarse hasta después de los créditos finales. No se arrepentirán.
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