El Agente de C.I.P.O.L.
Guy Ritchie es uno de mis directores favoritos. Snatch: Cerdos y Diamantes es una película que puedo ver una y otra vez sin cansarme; es ridículamente memorable, chistosa y enérgica, incluso más que su predecesora, Lock, Stock and Two Smoking Barrels. Sin embargo, con su siguiente producción, la terrible Swept Away, y la decepcionante Revolver, Ritchie parecía haber caído en un hoyo de mediocridad (muchos culpan a su matrimonio con Madonna), del cual felizmente se recuperó con la entretenida RocknRolla.
Y lo que vino después ya es historia. Sus dos películas de Sherlock Holmes, protagonizadas por Robert Downey Jr. y Jude Law, revitalizaron al legendario personaje (aunque algunos preferimos la excelente serie de la BBC protagonizada por Benedict Cumberbatch y Martin Freeman), y ahora nos trae El Agente de C.I.P.O.L., una cinta basada en una serie de televisión de los años 60. ¿Qué podría aportar Ritchie al cine de espías, un sub-género algo choteado debido a las incontables secuelas y parodias que se han estrenado en los últimos años? Pues resulta que algo muy interesante y divertido.
La trama: el agente americano Napoleon Solo (Henry Cavill) se mete a Berlín del Este durante los años 60 (en plena Guerra Fría) para ayudar a escapar a Gaby Teller (Alicia Vikander), una mecánica de autos cuyo padre, un científico prestigioso, ha desaparecido. Solo y Gaby son perseguidos por el agent de la KGB Ilya Kuryakin (Armie Hammer), quien casi los atrapa. Sin embargo, unos días después, el jefe de Solo, Sanders (el siempre sub-valuado Jared Harris) le informa que él e Ilya van a tener que trabajar juntos para encontrar al padre de Gaby, quien está a punto de fabricar una bomba nuclear para la demente y millonaria Victoria Vinciguerra (Elizabeth Debicki.) Esto hará que se transporten a Roma, en donde Ilya a Gaby tendrán que pasar por una pareja enamorada, y Napeleon tendrá que usar su carisma para llamar la atención de Victoria.
El Agente de C.I.P.O.L. es una historia de origen. Es decir, nos cuenta la manera en que Ilya y Napeleon se conocen, terminan trabajando juntos, e incluso se vuelven amigos. El código C.I.P.O.L.no aparece con frecuencia porque la película también trata sobre el origen de esta división especializada para combatir en la Guerra Fría. Felizmente, no es necesario haber visto la serie de televisión de los 60s ni estar familiarizados con los personajes para entender la historia. Esta es contada de manera económica y efectiva, fácil de entender tanto para los primerizos como para los fanáticos del show.
De hecho, se podría decir que la trama no es precisamente lo más importante en El Agente de C.I.P.O.L. Se trata, más bien, de una excusa para presentarnos a un grupo muy carismático y atractivo de personajes, protagonistas más bien arquetípicos que a la vez funcionan muy bien gracias a las interpretaciones sólidas que Ritchie le extrae a sus actores. Las interacciones entre Napoleon e Ilya, por ejemplo, son divertidísimas; la química entre Cavill y Hammer es palpable, haciendo que sintamos que, eventualmente, y a pesar de ser tan diferentes, los dos podrían convertirse en amigos.
De hecho, Cavill y Hammer son, en general, muy buenos. Con su mandíbula cuadrada, pelo perfectamente peinado y engominado, y trajes de lujo, Cavill se ve como el espía perfecto, elegante y siempre preparado para la acción. Su acento Americano es excelente (y suena como el de algún actor de los años 50 ó 60) y a pesar de tener algunas actitudes cuestionables, es fácil identificarse con el personaje gracias al carisma de Cavill. Me atrevo a decir que el actor será capaz de trascender su rol como Superman, a diferencia de sus predecesores (Christopher Reeve y Brandon Routh.)
Hammer, por otro lado, a pesar de tener un papel menos divertido (Kuryakin es la contraparte seria del carismático Solo), es muy bueno como el espía ruso grande y fuerte, una persona fría (y que tiene problemas de ira) que poco a poco se va suavizando gracias a su creciente amistad con Solo y a sus sentimientos potencialmente románticos hacia Gaby. Hammer tomó una mala decisión al interpretar al Llanero Solitario en la entretenida pero fallida adaptación de hace unos años, pero hace un buen trabajo en esta película.
Las actuaciones secundarias son igual de buenas. Como Gaby, Alicia Vikander irradia inocencia; pequeña en tamaño, pero con un bello y particular rostro, la talentosa actriz logra desarrollar a un personaje interesante lleno de secretos. Como la villana, Victoria Vinciguerra, Elizabeth Debicki es maldad pura: despiadada, fría como el hielo, y muy memorable, y Hugh Grant aparece en un rol pequeño pero importante.
De hecho, a pesar de que ha sido comparada muchas veces con Kingsman: El Servicio Secreto, me parece que C.I.P.O.L. es superior, no sólo por presentarnos una historia un poco más a la antigua, si no porque, a diferencia de la película dirigida por Matthew Vaughn (quien, curiosamente, produjo algunas de las primeras cintas dirigidas por Ritchie), C.I.P.O.L. carece de un subtexto machista. Más bien, nos presenta dos personajes femeninos muy fuertes sin necesariamente ser un filme feminista. Solo es un playboy sin ser un cerdo chauvinista, y me causaron mucha gracia algunas frases que podrían percibirse como de doble sentido, haciendo alusión a una suerte de relación homosexual entre Solo y Kuryakin. Es algo como la burla de las películas “buddy cop” en Hot Fuzz, de Edgar Wright, pero mucho más sutil.
Como era de esperarse, Ritchie mantiene su estilo enérgico. Las escenas de acción son caóticas, quizás un poco desorientadoras, pero innegablemente emocionantes. El británico director usa varias técnicas, desde matte paintings hasta efectos digitales y acrobacias reales, para plantear sus secuencias de acción, lo cual le da una cualidad muy particular a la película. No es precisamenterealista, pero tampoco se ve exageradamente sintética.
El Agente de C.I.P.O.L. existe en una suerte de realidad idealizada en donde todos los espías usan impecables ternos y los one-liners están a la orden del día, de eso no hay duda, pero eso no quiere decir que la cinta sea demasiado cursi. De hecho, la muerte es tomada en serio, y nuestros protagonistas no son invulnerables. Hay una escena en particular que demuestra a la perfección este balance de tonos propuesto por Ritchie. En ella, vemos dos torturas seguidas, una presentada de manera seria y realista, y la siguiente de manera humorística, con un clímax graciocísimo (si es que son fanáticos del humor negro.) Se trata de una contraposición muy interesante y muy divertida, algo que lamentablemente no todos los directores son capaces de desarrollar de manera tan efectiva.
El Agente de C.I.P.O.L. es uno de los mejores blockbusters que he visto este año. No tiene una trama particularmente interesante, pero esto es compensado con personajes divertidos y carismáticos, buenas actuaciones, secuencias de acción enérgicas y emocionantes, y momentos chistosos. Es una típica película “palomera”, llena de estilo pero corta en sustancia, en donde el objetivo del director era divertir a su público y nada más. Lo bueno es que Ritchie le inyecta suficiente ingenio como para no insultar a sus espectadores, por lo que no puedo dejar de recomendarla. El Agent de C.I.P.O.L. no será un Mad Max de George Miller, pero tampoco es un producto de Michael Bay.
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