Buscando a Dory
Pixar es una de las pocas productoras estadounidenses con un récord casi perfecto en su filmografía. Solo filmes como Cars 2 o El Buen Dinosaurio han logrado decepcionar, y no porque hayan sido malas películas, precisamente—han puesto la valla tan alta, que algo menos que espectacular simplemente no es suficiente. Y cuando se trata de una secuela, especialmente de una cinta tan recordada y querida como Buscando a Nemo, las expectativas son incluso más altas.
Es por ello que me da gusto el que Buscando a Dory haya logrado cumplir mis expectativas… hasta cierto punto. Sí, es una película muy emotiva, como era de esperarse de Pixar, y la animación es de la más alta calidad, pero la cinta es, por momentos, tan parecida a su predecesora, que es casi imposible evitar tener una sensación de deja vu. Los temas tocados por el guión son los mismos—el valor de la amistad y la familia—y la estructura de la trama es muy similar—al parecer, el lema principal de Andrew Stanton y compañía a la hora de desarrollar el filme fue “si no está malogrado, no lo arregles”.
Ellen DeGeneres le otorga su voz a Dory, la divertida pez azul con problemas de memoria a corto plazo. Mientras que en Buscado a Dory era un personaje secundario, en esta película gana mucho más protagonismo, relegando a Marlin (voz de Albert Brooks) y Nemo (voz de Hayden Rolence) a roles menores. Pero todo es a propósito—uno de los objetivos de Buscando a Dory es desarrollar mucho más a su protagonista, dándole una historia previa muy emotiva, así como un importante objetivo que cumplir.
Nos enteramos, por ejemplo, que Dory tiene una familia—su madre (voz de Diane Keaton) y su padre (voz de Eugene Levy) están en algún lugar del océano, esperándola, por lo que decide ir en busca de ellos. Preocupados de que se pueda perder, Marlin y Nemo deciden acompañarla. Es así que terminan en un instituto marino, en donde Dory se encontrará con una amiga de la infancia, Destiny, la ballena con miopía (voz de Kaitlin Olsen), y hará un trato con un astuto pulpo (voz de Ed O’Neill) para encontrar a sus padres.
Mucho se ha bromeado sobre lo “lacrimógenas” que pueden llegar a ser las películas de Pixar, y Buscando a Dory no es la excepción. La historia que nos presenta es muy emotiva, especialmente cuando nos presenta flashbacks que se llevan a cabo durante la infancia de Dory. Ver cómo sus padres la criaban de pequeña, cómo la querían, cómo trataban de ayudarla… todo resulta extremadamente conmovedor, no solo porque el guión trata con cuidado el desarrollo de nuestra protagonista, si no también porque jamás convierte a la película en un melodrama. La historia de Buscando a Dory es más madura de lo que uno esperaría normalmente de una película animada, pero contiene suficientes momentos de humor y emoción como para no deprimir a su público.
Sin embargo, no pude evitar sentirme algo decepcionado por lo simple que resultó ser la estructura del guión. Mientras que Buscando a Nemo se siente como una verdadera aventura, un viaje a través del mar para encontrar a un ser querido, atravesando toda suerte de obstáculos y encontrándose con una gran variedad de personajes, el viaje de Dory es bastante menos ambicioso. Los tres protagonistas llegan al instituto marino más rápido de lo que esperaba, por lo que una buena parte de la trama se desarrolla ahí—esto le permite al filme diferenciarse un poco de su predecesor, pero también le quita la sensación de grandeza e importancia que tanto recordábamos de Buscando a Nemo.
Por otro lado, aprecio los temas presentados por Stanton y su equipo, pero muchos de estos ya los vimos en la película anterior. Después de todo, ambas aventuras son muy similares en su objetivo: reencontrarse con un ser amado (Nemo en Buscando a Nemo, y los padres de Dory en Buscando a Dory). El componente emocional de la cinta funciona de maravilla porque los personajes son sorprendentemente complejos y muy carismáticos, no porque la trama sea particularmente original. Stanton logra que nos preocupemos por Dory y su viaje, y que realmente nos alegremos y conmovamos con el clímax de su búsqueda.
Me hubiese encantado ver la película en su idioma original, pero lamentablemente ya no quedaban funciones subtituladas cuando finalmente me di el tiempo de ir a verla. No obstante, debo admitir que el trabajo de voz de los traductores mexicanos no estuvo nada malo—las voces de Dory, Marlin y Nemo son las mismas que las de la traducción de la película anterior, y la voz de Dory pequeña en losflashbacks es de lo más tierno que jamás haya escuchado en una cinta animada. Lo importante es que no sentí que me haya perdido de mucho al ver la versión doblada de la película; definitivamente es el mayor cumplido que se le puede dar a un doblaje.
Visualmente, Buscando a Dory es la película más espectacular que Pixar ha producido hasta el momento. Las escenas acuáticas son sorprendentes, tanto así que, si los personajes no tuviesen diseños caricaturizados, uno confundiría estas imágenes con tomas de la vida real. Los colores son brillantes y llamativos, la animación es fluida y realista, y el efecto 3D no está del todo mal, según lo que he escuchado (la vi en 2D). El hecho de que la producción haya necesitado de dos directores de fotografía (profesionales con los que un filme de animación usualmente no cuenta) dice todo lo que uno tiene que saber sobre lo detallistas que fueron Stanton y su equipo.
Buscando a Dory es una sólida cinta de animación, visualmente impresionante, emotiva y emocionante. El clímax es muy exagerado para mi gusto (el pulpo realiza un par de acciones que me resultaron imposibles de creer, incluso teniendo en cuenta que se trata de una película animada para niños) y la trama repite demasiados elementos de la primera película, pero a pesar de estos defectos, no puedo decir que Buscando a Dory sea una decepción. En lo que se refiere a secuelas de Pixar, definitivamente es superior a Monsters University y Cars 2, pero inferior a las dos secuelas de Toy Story.
Nota: El cortometraje que proyectan antes de Buscando a Dory, Piper, es una maravilla visual, todo un deleite tanto a nivel narrativo como emotivo. Hasta diría que es mejor que la película.
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